-Mario Benedetti-
Por Mireya Cerrillo.
Tanto
tiempo preguntándome ¿qué somos? Hasta que dejé de atormentarme y entendí:
Somos
la distancia entre estos breves asomos.
Aunque
si quisiera algo más concluyente quizás diría que somos cuestión de tiempo.
Conociéndote
brevemente he aprendido que puedes ser: persuasivo, insistente, persistente, intuitivo
y muy convincente. A veces: evasivo, indiferente, con incertidumbre e incluso
sin palabras a mis demandas.
Yo
sé que soy: soñadora, idealista, poeta y ese quizás sea mi gran inconveniente: busco
palabras pues necesito de las letras.
Sin
embargo también soy: sincera, detallista, entusiasta, sonriente y como tú
también: muy racionalista, crítica y exhaustivamente analista.
Y
me he dado cuenta de que ese es nuestro mayor problema: buscamos dentro
de nuestros referentes razones que expliquen lo que sea que estamos sintiendo.
Le preguntamos a nuestra mente qué es lo que nuestro corazón siente para
intentar definir lo que somos y no somos. Y así sé que somos este dulce intervalo entre dos atormentados.
“Somos
cómplices” diría Benedetti. “Muchos somos” diría Neruda. Jaime Sabines diría
que “somos locos amorosos sin dios y sin diablo”
Yo
diría que después de todo somos amigos, somos niños jugando al juego del amor.
Y en palabras de Caballero Bonald: “somos el tiempo que nos queda”. “Odiamos lo
que casi somos” diría Pessoa. Sin duda, somos lo que se nos va dejando ser, lo
que me lleva a pronto concluir que somos dos, un poco a poco que con suerte se
va haciendo uno.
Y sin saber exactamente qué somos, sé que
somos lo que somos: la expresión libre de un deseo que hoy no puede ser.
Y la verdad es que importa poco, pues aunque nos gusten los conceptos, tampoco hay que ponerle nombre a todo...
Y la verdad es que importa poco, pues aunque nos gusten los conceptos, tampoco hay que ponerle nombre a todo...
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