Por Mireya Cerrillo.
Cuando
el momento de mi último suspiro llegue, quiero que en mi epitafio se lea:
Que
conocí la locura y que escribí poesía sin premura,
Que
tuve sueños y alcancé metas.
Que
viajé, me perdí y me encontré.
Que
quise y me sentí siempre querida.
Que
di lo mejor de mí.
Que
regalé sonrisas y fui todo lo que pude y quise ser.
Fui
plena, fui feliz y dejé mi mundo mejor de lo que lo encontré.
Pero
más importante quiero que se sepa:
Que me reí de la vida y que lloré por amor.
Que me reí de la vida y que lloré por amor.
Pues
he ahí la intensidad de la vida, he ahí lo que significa vivir con pasión.
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