Por Mireya Cerrillo.
¡Ya no voy a escribirte!
¡Ya no quiero pensarte!
¡No puedo saberte distante!
¡No quiero tanto anhelarte!
No sé qué me carcome más la mente:
Saberte lejano y ausente
o que te muestres indiferente.
Septiembre de nostalgias
y de continua quimera.
Hasta aquí llega la angustia.
¡Hasta aquí mi entrega!
Este dulce septiembre
¡Cuánto te extraño y cómo lo disimulo!
¡Ya no serás el centro de mi mundo!
Eso se acaba en este segundo.
Me perderé en mis tristezas,
Y le pediré al mar una promesa.
Que si un día tú regresas,
no olvides tu sutil belleza.
Este olvido es tan inmenso
como increíble es la espera y el suspenso.
Se entristece mi corazón,
¡Se enloquece mi intuición!.
No te veré con rencor,
ni te recordaré con dolor.
Serás luz que a mi alma treme
Y el sabor amargo de este dulce septiembre.
De mi estrella para ti el relente,
De mi alma para ti una flama.
Un nuevo inicio en septiembre.
Y mi corazón que aún te clama.
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