“Para mí es una experiencia nueva encontrarme
a un lunático que habla de filosofía y razona con tanta sensatez.” Bram Stoker.
Por Mireya Cerrillo.
Son las mil y una
voces en mi cabeza
que nadie más
oye y me atormentan.
No es mi oído
agudizado,
soy yo en continua
pelea.
Segura de todo
y tan llena de
dudas.
Es un alto
precio
vivir en
ansiedad, en perpetua quimera.
Ahí arriba está
la brillante luna
curando este
corazón ilusionado.
Haciéndome
siempre compañía como ninguna,
sanando y
curando lo que está maltratado.
La luna para
los lunáticos, sensibles y poetas.
Para los locos
que lo agitamos todo.
Para los que
hacen y cumplen falsas promesas.
Para los que arreglan
lo que está roto.
Me llena de luz
y me está vigilando.
Apenumbrada me
muestra su encanto.
Alumbra mi alma
y se vuelve mi guía.
Confidente luna
amiga.
Las estrellas
son broches del cielo
y la luna es guardiana
de mis miedos.
La noche es
tuya con su lado oscuro.
La noche es mía
para decir te quiero.
La luna y sus
fases.
La luna es
negra.
La luna de
colores.
La luna entera.
El plenilunio que
me obliga a permanecer despierta:
a colmarme de
pasiones, alucinaciones, y pesadillas.
Me convierte en
ésta curiosa expresiva.
En un ser que
en desvelo brilla.
Desmayo ante su
apacible serenata
que en su
crepúsculo me abraza.
Es una suave sonata
que sutilmente
me dice: descansa.
La luna
seductora de músicos y poetas.
La luna inspiradora
de esta lunática alma inquieta.
La luna que
mueve la marea.
La luna que me
altera de esta manera.
Luna llena para
alguien en pena.
Luna menguante consumida
en su propia belleza.
Luna nueva para
resplandecer.
Luna creciente
para volver a ser.
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