“Pies para qué los
quiero, si tengo alas para volar…”
Frida Kahlo.
Por Mireya Cerrillo.
Antes de que el
viento me llevara a viajar otros mares,
Antes de que la
noche me cubriera con su manto estrellado.
Ya me reconocía
feliz navegante.
Ya tenía yo el cuerpo
en esta tierra bien enraizado.
Pero el aire sopló
mis ramas en direcciones distantes.
Y aunque firme
mi origen, esta tierra a conquistar el mundo me llama.
Nací con alma
de pirata, soñadora, poeta y errante
que transforman
mi barro en raíces aladas.
El vuelo que
emprendo, quizás me lleve lejos.
Más mientras
lleve impregnada la luz de tu mirada,
no habrá
contratiempos: sólo tú mi rumbo y mi cielo.
Tú y el constante
desarraigo de ésta tierra mojada.
Aprendí a volar
y a vivir cada sueño.
Aprendí a
despegar los pies de éste suelo.
Goces infinitos
que en mi ser imprimen la huella imborrable
de los sabores
y aromas que a mi ánimo en la distancia comprimen.
Gabriela
Mistral las llamaba “raíces amargas
que en el silencio
se abrazan”.
Se llenan de
todo, se llenan de nada,
raíces cansadas
que nunca descansan.
Del suelo poco
a poco se arrancan,
al paraíso
rápidamente viajan.
El sol y la
luna me incendian e irradian.
Despojos de mis
raíces que sutilmente me matan.
Mis raíces
aladas escuchan los vientos,
y revolotean
sobre esta mi patria.
Tienen las
ganas más sufren el lamento
de las heridas
de mi tierra que me abrasa.
Dulces y amargos
son los recuerdos,
son fantasías
falsas que me extrañan.
Es el desvelo
lleno de miedos.
Es la tierra que
con su azul caribe me baña.
Pasa el tiempo y
una brisa mueve mis cabellos,
del cerro bajan
los ríos y sigo su cause.
Culpable soy de
su atropello,
condenada de ir
y venir sin nada que lo excuse.
De la tierra
nacerán personas renovadas,
purificadas con
su agua fresca de manantial y montaña.
Sembrados y
arraigados están en México mis pies,
el color único
de mi piel, mi razón de ser y no ser.
De esta tierra
mágica soy yo.
De donde vengo
y voy, soy y no estoy.
Es un viaje
constante con y sin regreso.
Soy yo soñando
y viviendo lo más excelso.
Mis raíces fuertes
están y segura estoy que florecerán.
Aquí, allá, en
algún lugar. Viajera soy y así será.
Cerquita de mí,
tan lejos de aquí. Añorándote a ti.
Ya no es huir,
es ir a vivir, simplemente fluir.
Mi tierra grita
mi nombre.
El mundo me
aclama hacia un nuevo norte.
Tierra de
tequila, mezcal y mole,
Tierra de
lágrimas, sudor y sangre.
Vibran en mí
ser sus volcanes y playas.
Me inspiran a
escribir y hacer de mi tinta su esclava.
Este es mi
nido. La razón de mi existir.
Me obliga a ser
y hacer ruido y a mi espíritu revivir.
Soy polvo de
hojas.
Una raíz
gloriosa.
Una sonrisa gentil
y sincera.
Soy la raíz,
madera de esta mi tierra.
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