"Prefiero la locura de las pasiones a la sensatez de la indiferencia"
Por Mireya Cerrillo.
¡Qué necia es mi
cabeza que constantemente se pierde en la incerteza de la tristeza!
¡Qué extravío
tan ecuánime caer ante la inquietud de mis caprichos y arrebatos!
¡Qué molestia…esta
desazón y manía en la que voy ganando destreza!
¡Un fastidio a
veces grato, y otras no tanto!
Es perder la
cordura de pronto.
Es no tener
precaución ni prudencia.
Es la
indiscreción de cada perturbación.
Es la sabiduría
detrás de cada situación.
¡Qué insensato
este ímpetu que de tí me aleja!
¡Qué locura
creerte aún y quedar así: perpleja!
Es una contrariedad llena de angustia y pena.
Qué gran regalo
esta chifladura.
Si pudiera
elegir entre la sensatez y la locura,
sin duda alguna
elegiría la segunda.
Pues la primera
me perturba,
y la otra es
una agradable desventura.
¡Qué absurdo
desvarío!
Ser y tener
tantos delirios.
Cuanta paz en
tus silencios:
mutismos llenos
de martirios.
Jane Austen
decía que los sentimientos son absurdos.
Insensato es la
sensibilidad sin sentido.
Mis
sentimientos no pueden contenerse,
mis pensamientos
son producto de la ficción que me estremece.
¡Cuán
conveniente es ser todo lo que se siente!
¡Qué impropio
contener aquello que hace que mi alma tiemble!
Tremo. Siento.
Soy. Vivo… Y me abstengo de mis más íntimas y cruentas reflexiones.
Escribo y fluyo
en mis más profundas pretensiones llenas de alucinaciones.
Sensatez y
locura: ¡tremenda burla!
No hay las dos, pues no hay ninguna.
A veces pura
amargura.
Otras dulce y
taciturna.
Siempre yo y la
luna…
Ella que de
noche me murmura.
Me vigila, inspira
y acuna.
Me embriaga, me
irradia con su luz, y alumbra.
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