viernes, 9 de mayo de 2014

No te pertenece…

“Lo más maravilloso del mundo es saber cómo pertenecer a uno mismo…”

Michel de Montaigne.


Por Mireya Cerrillo.

No te pertenecen ni mi risa ni mi llanto,
ni la gloria ni el sosiego.
Te pertenecen mis labios
que mueren por darte un beso.

No te pertenece el tenerme embelesada,
pero sí el calor de mis brazos
que quieren cobijar tu soledad,
estrechando delicados lazos de amistad.

No te pertenecen ni mi pensamiento ni mis sueños.
Sin embargo ahí estás, presente en cada letra y quimera.
De vivir en delirio y de mis ganas eres dueño
que chispea, arde y a mi corazón incendia y quema.

No te pertenece mi pasado ni mi hoy.
Si acaso mañana pudiéramos ser dos:
te doy mi futuro, te doy mi amor.
Te doy el ansia de este amargo dulzor.

No te pertenecen ni la rabia ni la desesperanza.
Mas es tuya la desconfianza del engaño,
la angustia y pena y esta triste sensación.
Esta siempre breve poesía de amor.

No te pertenecen mis memorias ni la desolación.
Es tuya la sombra y el vacío del rencor.
Es tuya la complicidad de un juego de dos.
Es tuya mi ilusión y tuya la desesperación.

No te pertenecen mis lágrimas ni mi felicidad.
Es tuyo el abrazo intenso que se quedó en encendido recuerdo.
Es tuya la caricia que se quedó en cenizas de llamas de intensidad.
Es tuya tu mirada en la que me reflejo y entonces me pierdo con facilidad.

Presa soy de un sentimiento que no termino de entender,
de la pregunta que me invade y llena de dolor.
Mía es la sensación de no pertenecer
ni a este mundo, ni a tu ambiente y tu placer.

Presa del rumbo que puede ser o perecer.
Benedetti bien lo dijo: "Un torturador no se redime suicidándose,
pero algo es algo." Digo yo.
No mueras todavía amor mío, que aún he de amarte como sólo yo sé.
Aún he de ser tuya en un sello tatuado pleno de pasión.

Pero no eres mío ni has de ser. Quizás, tal vez.
Eres ajeno a mi mundo pero no a mi corazón.
Y si para pertenecerte te he de convencer,
con amor y sin razón te haré saber lo hoy que niegas querer.

Por ahora, no te pertenezco. Soy de mí y mi desconcierto.
Soy de lejos. De aquí y de varios otros mundos.
Soy la sonrisa de ensueño, con el alma vacía y repleta de vida,
soy el encuentro breve de nuestros más profundos secretos.

No te pertenecen las evocaciones que poco a poco envejecen.
No son tuyos mis anhelos que crecen y enloquecen tiernamente.
Es tuya mi vida. Toda te la doy, así tal cual soy.
Es tuya la duda que perdura aún entre los dos.
Es tuyo el deseo de pertenecer pues eres mi sinrazón de ser.


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