sábado, 17 de mayo de 2008

Un Mundo . . . Un Millón de Historias


Por Mireya Cerrillo



Barcelona, es uno de los lugares en el mundo donde más se ve reflejado el ascenso de la globalización.
Ese encuentro de muchas culturas, diferentes países, e incluso diversas lenguas…
Ayer, mientras disfrutaba de la charla nocturna con mis amigas, observamos jugar a una nena con poco menos de un año de edad.
A mi, como me encantan los niños, inmediatamente llamamos su atención y empezamos a hacerle compañía.
Después de buscar por un momento a sus padres, nos dimos cuenta de que su padre se encontraba sentado en uno de los bares de la avenida, con otra niña en brazos.
La peque subía y bajaba hasta que llegó su madre, una joven de 19 anos, rubia y rumana. . .
Y fue ahí, en ese preciso momento, que me di cuenta de lo afortunada que soy…
Atraídas por el carisma de la bebe, nos comentó su vida sin pedir explicación. Nos dijo que trabajaba día y noche pues quería juntar dinero suficiente para comprar una casa en Rumania, que todo lo que hacía lo hacía por sus hijas, que eran su orgullo y por ellas, no le daba pena dedicarse a lo que se dedica.
Que el piso en donde vivía, o mejor dicho, la habitación a la que tenía derecho, pues el resto del apartamento lo compartía con 9 personas más, y que solo podían hacer uso de la ducha un par de veces a la semana.
El esposo de ella, no era el padre de la nena que robo nuestra atención esa noche, era un vividor, mantenido y que, aunque según ella, cuidaba de sus hijas mientras ella trabajaba, a ella la maltrataba verbal y físicamente, y que en cuanto le fuera posible, lo dejaría para regresar con el padre gitano de su hija.
No sé qué me sorprendió más de toda la historia: los ojos y la ternura de las bebes, el carácter de la chica para hacer lo que hace, o que nos haya contado su historia, así de la nada…
Creo que al final, se acercó a nosotras porque somos de su edad, tal vez necesitaba desahogarse un poco o simplemente así es ella…
Cada día llama más mi atención la situación actual del mundo, me doy cuenta que la mierda que nos asquea, en lo que los europeos llaman “países tercermundistas”, también sucede en esta “prestigiosa unión”.
Nuestro planeta, ¿un mundo desigual en oportunidades? . . . Pero las oportunidades no llegan, se buscan… Entonces, ¿Cómo llamamos a un sitio, donde la mayoría de la gente es extranjera? Estudiantes, trabajadores, artistas, vendedores, madres y prostitutas. . .
Mis amigas y yo, quedamos en shock con la historia, le deseamos lo mejor y le aplaudimos su carácter, pues como ella misma lo dijo: “Después de soportar los cuerpos viejos y verdes, llegar a casa y verlas dormir: ha valido la pena”.