miércoles, 25 de febrero de 2009

Me quedo. . .


Por Mireya Cerrillo

En más de una ocasión he sentido el deseo firme de volver a casa. . . varias veces me he preguntado qué hago aquí y si todo ha valido y valdrá la pena. Y aunque a veces creo saber las respuestas, seguramente me seguiré cuestionando. La seguridad da confianza, y es que es difícil plantearse un futuro en un lugar nuevo, cuando todo tu pasado se encuentra del otro lado del atlántico: mi patria, mi nacionalidad, mi familia, mis amigos, mi todo… Pero hoy no me preocupo por ese futuro y trato de no pensar mucho en ese pasado, hoy me tomo las cosas con calma, y pienso en mi presente, en mi día a día.

Hoy decido quedarme aquí simplemente porque me di cuenta de que estoy viviendo mi sueño. Yo decidí venir, y yo decido quedarme, y mientras pueda llevarlo a cabo, voy a disfrutarlo.

Hoy decido quedarme con ese abrazo en pausa que me espera siempre que vuelva a casa.

Hoy decido quedarme con las sonrisas que recibo aquí y el cariño de allá que llevo siempre conmigo.

Me quedo con los momentos y con todo el aprendizaje que esta experiencia me ha dejado a lo largo del camino. Me quedo con las cosas nuevas, aunque añore las viejas.

Me quedo con los encuentros y los reencuentros, con los instantes de incertidumbre y los de plena confianza.

Sé y estoy segura que todo lo que añoro está y estará siempre en mi casa…Yo seguiré cambiando, pero mi casa seguirá igual, las cosas continuarán en su sitio y mis amigos siempre me recibirán con los brazos abiertos, con los sueños compartidos y las visitas fugaces, con los besos de mamá y el calor de mi hogar.

Y aunque suene cruel, me quedo con la soledad, con la compañía de mí misma que me ha llevado a conocerme. Me quedo con mis recuerdos, me quedo con mi hoy, y sobre todo, me quedo con la esperanza de lo que escribiré en mi futuro.


martes, 24 de febrero de 2009

Altiva es mi bandera. . .


Esa bandera soy, y este es mi nombre

sencillo y grande a la vez, porque sencilla

es la nación que me forjó y enorme

su sencillez de nombre:

¡México", la patria mía"!

(fragmento "Bandera, tu sencillez de nombre")


Por Mireya Cerrillo

Aún recuerdo la primera vez que acompañada por mi mamá, visité el zócalo capitalino de la Ciudad de México. Ahí estaba, en medio de la gran explanada, contemplando de un lado la Catedral y del otro el inmenso Palacio Nacional, y en el centro, tan grande y tan imponente: la bandera de México.

La tricolor enseña nacional que nos identifica ante el mundo y recientemente, la bandera más votada en el concurso "bandera más bonita del mundo". De 14 por 25 metros y con más de 200 kgs de peso, nuestro lábaro patrio es expuesta cada día a las 6:00 a.m. y devuelta al Palacio Nacional por el ejército a las 6:00 p.m. Aún recuerdo el respeto que se respiraba en la plaza al escuchar nuestro himno y lo importante que me sentí por custodiar mi bandera.

Verde, Blanco y Rojo . . . los colores de mi país. El verde además de la esperanza de los mexicanos en el destino de su patría, significa la independencia política de España, el blanco representa la pureza de los ideales del pueblo mexicano, y el rojo simboliza la sangre de los héroes nacionales y la unión de indios, mestizos, criollos y españoles residentes en México.

Aunque nuestra enseña nacional tiene muchos años de historia y evolución, es hoy que celebramos el Día de nuestra bandera. Es hoy cuando debemos recordar sus colores, las tres garantías, símbolo de los "principios que hacen de nuestra Patria la nación independiente, humana y generosa", y a los mexicanos que impulsaron el proyecto de construcción de un estado libre.

Es hoy cuando debemos detenernos a recordar el juramento que desde pequeños hacemos a nuestra bandera, pues como bien nos dice, es "el legado de nuestros héroes, símbolo de nuestros padres a la que debemos ser siempre fieles".

No sólo el color y la tradición son parte de mi querido México, pues además la leyenda es parte de nosotros, por eso, de acuerdo con la leyenda azteca sobre la fundación de México-Tenochtitlán, nuestro escudo está inspirado en la historia que dice que cuando los mexicas estaban en búsqueda del lugar para edificar su nueva ciudad, el dios Huitzilopochtli, les indicó que lo hicieran en el lugar donde encontraran un águila parada sobre un nopal y devorando una serpiente. Y dicho lugar lo encontraron en el lago de Texcoco.

Y es así que una vez más, a lo lejos recuerdo a mi país, a los símbolos patrios que desde pequeña me enseñaron a honrar, querer y respetar. Y hoy sobre todo, recuerdo aquel día en el zócalo, la primera vez que comprendí lo que significa venerar a mi bandera.


lunes, 16 de febrero de 2009

Hogar dulce hogar . . .

Entrada dedicada a todas las personas que como yo, nos encontramos lejos de casa...

Por Mireya Cerrillo


Hace menos de dos meses que me encontraba en mi casa, en ese cachito que siempre será mi hogar... será porque este fin de semana me encontraba un poco enferma y bajo esas circunstancias uno desea que alguien esté ahí para cuidarnos, o simplemente porque es una necesidad humana el sentirnos protegidos. De cualquier manera, he decidido expresar y compartir este sentimiento.


Hace muy poco tiempo me encontraba cobijada por mis amigos y cuidada por mi familia... y hoy que me bajaron las defensas, también me bajó un poco mi estado de ánimo, pues enfermita o no, lo que más se extrañan son los mimos de mamá y por supuesto su sazón.


He aprendido a vivir sin esa comida que tiene gusto único a la tierra de mi México querido, que está llena de color, historia y tradición, y que sobre todo sabe y huele a la cocina de mi casa.

Me doy cuenta que los grillos que tanto detestaba, arrullaban mis noches con sus peculiares silbidos, parece una tontería, pero incluso extraño eso, en lugar de los ruidos automáticos que ahora me rodean a la hora de dormir.


He estado lejos poco más de un año y medio, por lo que he asimilado el no ver a diario a las personas que más quiero.
Y no es por capricho ni por inmadurez, simplemente por necesidad a mi gente. Soy adicta al cariño y al afecto que sólo allá recibo.

Deseo un delicado cariño de mi abuelita, los mimos de mi mamá, un apapacho de mi papá, los abrazos de mis hermanos, una carcajada con mis cuñadas, una tierna caricia de mis sobrinas y de todos: un beso.

Creo que he llegado a un momento en el que me siento "fuera de lugar", es decir, me siento bien aquí, extraño estar allá, pero estoy allá y busco regresar. Allá me dicen que me he "españolizado" y aquí que soy muy mexicana... Hasta pensarlo me da risa, pues claro que soy muy mexicana, y es inevitable que estando tanto tiempo aquí, no me haya catalanizado a la hora de expresarme, y probablemente me haya vuelto fría y distante pues no tengo a los que me dan calor.

Tengo muy claro que aunque me encuentre aquí no debo ni quiero olvidar de dónde vengo. Es una buena manera de mantener los pies en la tierra y de recordar que he llegado lejos.
Y aunque cada noche sé que mi madre me abraza, mis hermanos besan mi frente y mi abuelita me tiene presente en sus oraciones, en este momento quisiera que fueran más que un pensamiento.

Pero lo que aún no puedo sustituír ni cambiaría son esos momentitos de cariño con mi familia, son lo que más añoro: un beso que se encuentra en pausa, y un abrazo que hasta aquí puedo sentir.

Y aunque dicen que extrañar no es bueno, me gusta saber que en cada viaje, en cada regreso a casa me estarán esperando todas esas muestras de amor.

domingo, 15 de febrero de 2009

Surrounded by Angels I call Friends. . .

Por Mireya Cerrillo

Navegando por internet, me encontré con éste precioso pensamiento. Todos tenemos muchos amigos, esos ángeles que en la Tierra nos hacen ser mejores personas.


¿Ángeles o amigos?, …
Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna.
Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.
Un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas.
Un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar.
Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.

Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías.

Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.
Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.

Un amigo te escucha, sin decirte que lo necesitas.

Un ángel en realidad es parte de tus sueños.

Un amigo, comparte y lucha porque tus sueños, sean una realidad.

Un ángel siempre esta contigo ahí, no sabe extrañarnos.

Un amigo, cuando no esta contigo, no solo te extraña, también piensa en ti.

Un ángel vela tu sueño.

Un amigo sueña contigo.

Un ángel aplaude tus triunfos.

Un amigo te ayuda para que triunfes.
Un ángel se preocupa cuando estas mal.

Un amigo se desvive porque estés bien.

Un ángel recibe una oración tuya.

Un amigo hace una oración por ti.

Un ángel te ayuda a sobrevivir.

Un amigo vive por ti.

Para un ángel, eres una misión que cumplir.

Para un amigo, eres un tesoro que defender.

Un ángel, es algo celestial.

Un amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida, “el amor y la amistad”.

Un ángel quisiera ser tu amigo.

Un amigo, sin proponérselo, también es tu ángel…

A todos mis amigos: Gracias por abrazarme con sus alas.



domingo, 8 de febrero de 2009

Entre la razón y la fe . . .


Por Mireya Cerrillo

Muchas veces me pregunto si la fe es algo que se hereda o algo con lo que se nace. Y aunque a veces dudo, se que la razón es algo innato y único en nosotros.

Mi fe es la que me enseñaron mis padres: esa que se basa en el amor y que te enseña a razonar sobre lo que está bien y lo que no.

No hay fe basada en la razón, y hay quienes dicen que no hay razón para la fe, pero si cuestianamos nuestra capacidad de razonar, es normal a veces que dudemos de nuestra fe.

¡Qué complicado! Por muy lejanos que parezcan estos conceptos, al final siempre parecen encontrarse.

Sin duda, la fe es el remedio a la incertidumbre, mientras que la razón es la medicina para el desconocimiento. Luego entonces, la razón es algo preciso mientras que la fe, es siempre una ilusión. Así, la razón necesita ser demostrada, mientras que la fe no necesita justificación.

La razón es base de lo evidente, la fe se sustenta en el deseo. Y mientras la razón muestra una realidad a todos, la fe tiene muchas interpretaciones.

Para mí, la fe es el antídoto a nuestras inseguridades, nuestros temores y miedos. La razón, es la facultad para interpretar y decidir.

Mientras más lo reflexiono, más cuestiones surgen… No titubeo de mi fe, pues la fe no es fe si se puede determinar por nosotros, En alguna ocasión alguien dijo que la fe es: dudar, caer, arrepentirse, llorar, cansarse, reír, suspirar, levantarse. . . si es así, entonces he encontrado el punto medio entre la razón y mi fe.