viernes, 30 de diciembre de 2016

Finales y Comienzos...

"Deja que cada nuevo año encuentre a una mejor versión  de ti mismo." Benjamin Franklin.

Por Mireya Cerrillo.

Cuando un ciclo termina o está por hacerlo es normal echar la vista atrás y hacer un balance. Del 2016 sin duda alguna se dirán muchas cosas, quizá en su mayoría negativas pues fue un año de pérdidas.
En lo personal, en este examen periódico anual diré que el año que se va fue un año de tropiezos y por ende, de aprendizaje... pues aunque odie admitirlo sigo formándome como mujer y como ser humano.
Se hará un informe de las ausencias, las añoranzas, las tristezas y melancolías. Y una revisión de las sorpresas y presencias que sutilmente se vuelven perdurables.
Como tú... Que tienes el gusto de salir y entrar en mi vida, para hacer y deshacer, para ser y no ser...pero siempre estar.
Tú... que me pides ir poco a poco cuando yo te quiero sin medida.
Tú... que me dices no poner expectativas en el camino y sin embargo, deseas que me quede por siempre.
Tú... que no quieres aventuras, más haces de cada encuentro una breve pausa en el tiempo.
Tú...que no planeas el día a día, pero sí el próximo gran viaje.
Tú... simplemente tú. Y yo... complicadamente yo.
¿Tú y yo? o Tú. (punto) Yo. (punto).
¿Cómo será el 2017? No lo sé... no puedo atisbarlo. Suena tonto, pero me da un poco de esperanza saberte de nuevo aquí...  y eso es peligroso.
De las cosas que más agradezco este 2016 es este constante coincidir contigo y con los tuyos... Coincidir sí. Reincidir no.
Pero indudablemente lo que más reconozco es que un año más sobreviví a mi misma y a mis días más oscuros. Y este en especial ha sido una batalla que vi perdida. ¿Por cuánto más? 
Balance después de todo significa equilibrio. Y lo que más deseo para mí en este nuevo año es precisamente eso: estabilidad, permanencia, armonía, sensatez, mesura.
Un cachito de cielo para aferrarme a la tierra y estos finales que me acercan a desconocidos comienzos... y en una de esas, a reiniciar historias que se quedaron suspendidas como ese beso y ese sí quiero...


lunes, 19 de diciembre de 2016

Sad, Shitty Sunday...

"Triste es el domingo, entre las sombras lo paso entero,
m
i corazón y yo hemos decidido que se acabe todo..."

Por Mireya Cerrillo.

Es domingo otra vez...lo cual quiere decir que sobreviví otra estúpida semana en este mundo terrenal sintiéndome así: vacía, triste, enfadada, sin motivo, estúpidamente enamorada de un falso ideal y sintiéndome pusilánime e infeliz. Y me pregunto con lágrimas en los ojos y con un nudo en la garganta: ¿qué carajos hago aquí? y más aún, ¿por qué no puedo irme?, ¿por qué sigo aplazando la única cosa que quiero?...
Me he vuelto tan antisocial y sarcástica que a veces ni yo me reconozco así tan fría... Tan desinteresada de todo y todos que nada ni nadie nota ni mi "cambio" ni mi "ausencia".
Y mi presencia a donde vaya la siento como una carga: estar donde no quiero todo el tiempo y fastidiando el rato ajeno...
¿Cinco cosas que me hagan sentir viva?...¡Carajo!... Sólo puedo pensar en una y es viajar: perderme, huir. No estar aquí... ni en ningún lado.
Ya lo pensé bien.
Sí, me voy a ir y será bajo mis propios términos.
Seguramente será en domingo. Para que algo se diga de un día tan mierdoso.
Pero... vienen las "fiestas"...¿es justo arruinar sus días a los "otros" con mi tan anunciada y cansada partida?
Pero... ¿qué es justo cuando simplemente no quieres?. ¡NO QUIERO!
Canta mi querido Tiziano Ferro: "solo é solo una parola" (solo es sólo una palabra), para mi es un sentimiento, un estado de ánimo y la manera en que paso cada maldito día.
La soledad dicen los italianos puede ser una tremenda condena o una maravillosa conquista. O nos hace encontrarnos, o nos hace perdernos.
Eso seguro. Perdida estoy hace tiempo y ya no quiero encontrarme... Ya no. Ya no quiero estar y punto.
Este es mi manifiesto: Simplemente dejaré de pedir ayuda. Dejaré de esperar lo inesperado. Dejaré de forzarme a vivir. Y sobretodo, dejaré de anunciar mi escape. Dejaré de estar y ya. Al fin que ya no me siento aquí hace tanto que no recuerdo mi último día feliz.
A la mierda conmigo...

lunes, 12 de diciembre de 2016

Nepente...


"Las emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta." Vincent van Gogh

Por Mireya Cerrillo.

Ayer vi por recomendación la película "Equilibrium", un film de ciencia ficción en un futuro distópico, donde la guerra ya no existe porque se han prohibido las artes por ser estas provocadoras de sentimientos y emociones, consideradas causa de la decadencia humana y controladas por el gobierno mediante un fármaco sintético conocido como Prozium. El delito en esta sociedad es sentir y tener emociones libres.
Me ha hecho pensar bastante esta película, más allá de la siempre increíble actuación de Christian Bale...
Es una crítica sin duda alguna, al uso excesivo del Prozac.
La culpa es de ese intenso sentir. La enfermedad, dice la película, es la emoción humana.
Sin embargo, expresaba Renoir: "Necesito sentir la emoción de la vida, la agitación alrededor de mí". He ahí el equilibrio supongo...
Yo siento. Y lamento continuamente este sentir sin sentido. Siento pena, desolación, tristeza y no sé ya qué hacer con ella. Dónde ponerla. Dónde escribirla. O cómo borrarla.
Según la mitología grecorromana el nepente, del griego nepenthes, exento del dolor, era una bebida que los dioses usaban para curarse las heridas o dolores y que además producía olvido. Ojalá realmente existiera algo así.
El olvido: una forma de libertad, el hermano ausente de la memoria. Indiferencia. Repudio y abandono. Sin olvido yo vivo en tregua de nepente de tus recuerdos...
Un nepente que no existe.
Más de acuerdo con la película:
"El Prozium el gran nepente. Odio de nuestras masas. La adicción de nuestra gran sociedad. Bálsamo y salvación. Nos libró de la angustia, del dolor, de los profundos abismos de la melancolía y el odio. Con él, anestesiamos la pena, aniquilamos la envidia, borramos la furia. Que esos impulsos paralelos de alegría, amor y euforia sean anestesiados a su paso. Aceptamos Prozium en su plenitud unificadora y todo lo que hizo por hacernos grandiosos."



¿Eso es todo?, Lo es...

"Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades." 
Miguel de Cervantes. 


Por Mireya Cerrillo.

Un domingo más...y tú estás viva.
Una semana más y, ¿tú estás viva?.
¿Qué es vivir?
¿Qué te hace sentir viva?
¿Cuál es el sentido de la vida?
Segura estoy de que si hago la pregunta mil veces, mil respuestas diferentes obtendré.
Pero la pregunta es para mí. ¿Qué quiero yo?
Y morir es siempre la primera respuesta. Desistir de éste estúpido juego competitivo y de azar sin sentido.
No conozco el sentimiento de plenitud.
Quizá lo he experimentado alguna vez durante un viaje o en aquel largo beso más pequeño. Pero...¿eso es todo? 
Decía Confucio, "Si no conoces aún la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?"
Y a veces sigo esperando a que algo suceda... ¿pero qué?.
Si cada instante de la vida es un paso hacia la muerte...me voy acercando.
Mi primer pensamiento suicida, (y el más reciente), vino como un intento de huida. Siempre en movimiento...y de repente así de estática, inerte y muerta en vida. No hay peor sentimiento que sentirte vacío cada día y cada noche. Sin un propósito y sin un motivo. Sin nada. Sin nadie. Sola. Sin importar quien me acompañe. Triste y sola.
No es cobardía. No es falta de coraje. No. Es algo que no debe hacer una mente suicida: pensar en los demás. La insoportable levedad del ser. Sí, eso es: la insufrible futilidad de estar. 
"Juzgar si la vida es o no digna de vivir es la respuesta fundamental a la suma de preguntas filosóficas" (Camus)
Y volvemos al principio...estoy viva. ¿Lo estoy?... Canta la canción: qué terriblemente absurdo es estar vivo.
El tiempo está en mis manos, es hora de poner en pausa el reloj. Esto no es para mí. Y hace tiempo que no lo ha sido y es insensato pensar lo contrario.
Marcel Duchamp escribía: "Siempre son los demás los que mueren..." Y yo digo...siempre son los demás los que viven.


miércoles, 7 de diciembre de 2016

Desperté llorando...


"He cerrado los ojos para no ver nada. He cerrado los ojos para llorar por no verte."
Paul Élaurd.



Por Mireya Cerrillo.

Es de madrugada y desperté llorando. No fue un sueño. Estoy despierta y estoy llorando. ¡Vaya que esto es nuevo!. No me había pasado. Mira que llorar por tí a deshoras... pero es que ni a tiempo ni a destiempo.
Ésta es la nueva versión de mí que no entiendo. Ésta es la yo que aborrezco. Ésta idiota que no se cansa ni descansa porque por tí sigue llorando. Porque te extraño. ¿¡Por qué te extraño!?...
Decía Adolfo Bécquer: "¡Llora! No te avergüences de confesar de que me has querido un poco."
¡Carajo! Sí te he querido y sí te quiero... Y esta necedad tan absurda que me hace llorar de esta manera tan tonta y hacerme sentir tan estúpida.
¡Llora! Total no vas a remediar nada.
Pero es que detesto sentirte así tanto y me hace tanto daño pensarte. 
Hoy vi a los tuyos. Hoy te pensé como antes. Hoy te vi de lejos y se me paralizó el alma y el cuerpo... ¡Vaya disparate!
Es todo tan insensato. 
Y en esta hora tan torpe en la que mi ridículo sollozar inquieta a la soledad de la noche, le pregunto a Afrodita y a Venus y a Rambha y Hathor... Diosas del amor: ¡¿Cuánto tiempo más lloraré por él?, ¡¿Cuántas lágrimas más por este cariño?!, ¿cuántas lunas?, ¿cuántos suspiros y cuántos lamentos?... Ya no quiero. Ya no puedo.
Ya no quiero que me duelas, ni quiero echarte en falta.
Maldigo este querer porque es un infierno añorar al alba.
Canta la canción: "¡Por tu maldito amor no logro acomodar mis sentimientos... y el alma se me sigue consumiendo...!"
Reniego de este afecto que me aflige porque puedo llorar por nada, quizá incluso por todo...Pero de todo lo que puedo llorar, por tí ya más no puedo...
:(

lunes, 5 de diciembre de 2016

Domingo triste...

"A veces la lluvia es el llanto de un día triste..."

Por Mireya Cerrillo.

Dos almas solitarias se encontraron en el ocaso de un domingo por la tarde.
Dos personas que sin entender el por qué de su soledad compartida, buscaban respuestas en el otro.
Dos seres solos con mil y un preguntas. Temerosos de volver a amar.
Quizá eran los fríos vientos de diciembre. O quizá era que anochecía más temprano. O incluso tal vez, se debía a que en medio del duelo amoroso que cada uno vivía, la compañía del otro hacía más fácil la partida.
Fuera como fuese, era un domingo melancólico para ambos. Un domingo de llanto, soledades, preguntas sin respuestas y reproches que les atormentaban.
Ella estaba acostumbrada a los días así: a la nostalgia, a estar sola y a tener pensamientos corriendo constantemente en su cabeza.
Él no concebía la idea de una traición, de saberse solo y de sentirse con tantas emociones nuevas.
No precisaban siempre de palabras para comprenderse, pues en los silencios también se decían muchas cosas. Por eso eran buenos amigos y excelente compañía.
Vino, pasta y una película para mitigar el ruido ensordecedor de sus inquietudes.
Un abrazo, dos besos y tres charlas.
Se sentían bien el uno con el otro. Mas a pesar de todo esfuerzo, por dentro seguían llevando a un amor muerto, uno que sólo ellos mantenían vivo con tanta duda y sugestiones. La posibilidad de lo imposible lo llamaba ella. La realidad no deseada lo nombraba él.
Amar a alguien más en tiempos de incertidumbre. 
No querer sentir en temporada de frío. 
Y estar roto por dentro en época festiva, era un lastre.
Ella lo confortaba escuchándolo. Y él la consolaba con palabras de ánimo.
Ella entendía su dolor pues él era ella y viceversa.
Una semana más culminaba sin mayor querella... más que aquella de sobrevivir a si misma.
Siete días. Y un triste domingo más pasaba. 
Un día marcado por la melancolía donde "un lo siento", "un gracias", o "un te quiero" eran esas cosas tan difíciles de pronunciar, que por eso ella no las había escuchado de quien anhelaba.
Conformarse en el silencio debía, y a encontrar tranquilidad en si misma se obligaba.
Mas ya no podía con sus secretos...
Entristecido estaba el ambiente, enrarecida estaba la atmósfera y desconsolado estaba su espíritu.
"No puedes morir hoy", se repetía. "No en este domingo triste, quizás en el siguiente..."


sábado, 3 de diciembre de 2016

El año que se me endureció el corazón...



"Se piensa que el corazón es el lugar donde dejamos que anide el amor y posiblemente sea cierto. Cuando una pérdida nos sacude de pronto, el corazón se lastima y cree morir. Después, para poder seguir adelante, busca la forma de mitigar su sufrimiento, de protegerse, de esconderse, de hacerse duro." Jorge Bucay.

Por Mireya Cerrillo.

Este año será recordado como el año en que se me endureció el corazón. El año en que todo ese amor que pensé finalmente sería bien recibido, fue rechazado. El año en que se murió la familia, la amistad, y las ilusiones. 
El año en que más vulnerable y burlada me he sentido. 

Escribe Jorge Bucay en uno de sus cuentos: "tenía una piedra en medio del pecho que le pesaba tanto que le amargaba el gesto". Y justo así me ha pasado. Corazón cerrado. "¡Ya no siento el corazón!" exclama Machado. 
Dicen que medicamente es posible que el pericardio, cuya función es proteger al corazón, se endurezca para permitirnos sobrevivir, una membrana que abraza, protege y forma una armadura ante las vicisitudes de la vida. Quizá el pericardio me está protegiendo. Quizá se ha vuelto insensible. Quizá ya no sabe cómo volver a su estado original.

Sea lo que sea, la verdad es que la vulnerabilidad me duele demasiado y ya no sé dónde ponerla.
Borges poetizaba en su obra "Ausencia":
"... Tu ausencia me rodea como la cuerda del verdugo rodea la garganta, como la inmensidad del mar rodea al que se hunde."
Maldito regalo.

Con el entrecejo fruncido y el corazón endurecido, escribo porque sólo así se describir una realidad distinta, pero esta vez no está en mi imaginación, es así. Así me siento: débil y con una gran coraza.
Vivo triste. Enfadada. Y ¿qué es el enfado sino tristeza disfrazada y viceversa?.
Tengo el corazón endurecido y dudo que se vuelva a emblandecer.


domingo, 20 de noviembre de 2016

Morirse en domingo...



 "Si alguna vez me suicido será en domingo. Es el día más desalentador, el más insulso. Quisiera quedarme en la cama hasta tarde, por lo menos hasta las nueve o las diez, pero a las seis y media me despierto solo y ya no puedo pegar los ojos. A veces pienso qué haré cuando toda mi vida sea domingo." La tregua, Mario Benedetti.

Por Mireya Cerrillo.

Hay un poema de Vicente Martín que dice:

Lo bueno de morirse en domingo es que te queda
los lunes tan a mano
que se toca
la eternidad entera con los dedos.
Lo bueno de morirse en domingo es que no hay tiempo
ni tierra en que enterrarte,
y se te queda
mirando una epidemia del color de la nubes
y te inventas las horas otra vez.
Te imaginas un mundo en el que sólo las cosas que has amado
tienen cuerpo y dicción.
Un mundo a tu estatura, sin palabras heridas ni voces de antipájaros.
Un mundo en el que valen
las distancias sin cable y la inminente promesa
de otra resurrección.
Lo bueno de morirse en domingo es que mañana es ahora,
que una gota de agua es lo mismo que una gota de agua
y que hablar,
simplemente,
es mirarse uno a otro en el instante preciso
en que empieza el deshielo.


Ante la desolación y desesperanza que se puede llegar a sentir de lunes a sábado, a veces lo único que nos queda es el deseo inútil de querer morir en domingo.
En domingo porque es un día improductivo e inservible... casi nulo.
No se sabe si es el colofón o el inicio...así como la vida, así como la muerte... ¿Empiezas o acabas? ¿Llegas o te vas?
A veces la vida se siente como una tarde de domingo. Sin pedirnos cosas importantes ni exigirnos de más.
Nunca ocurre nada los domingos. Nadie se enamora en domingo. Dicen que es el día de los infelices.
Por eso, cuando me muera, será en domingo... Y quizá entonces se lea en mi lápida aquella frase de Murakami: "No hay nada que temer, porque éste no es un domingo como cualquier otro."


Cosas de la vida...

"Y si un día por alguna de esas cosas de la vida quisieras verme, dímelo."


Por Mireya Cerrillo.

Las mejores cosas de la vida, no son cosas... sin embargo, designamos como "cosa" a todo aquello que existe: material o inmaterial, real o imaginario, concreto o abstracto.
Objetos, seres vivos, pensamientos, emociones, acciones, sucesos... el todo son las cosas de la vida.

Tenía miedo de quererte... y hoy con este dolor que siento, sé que todos mis miedos eran verdad. Cosas de la vida.

Recordaré lo que no quieras. Y te olvidarás de mí aunque no quisiera.
Llueve. Hace frío. Perfiles de gente, siluetas de casas y lugares... me recuerdan a tí.
Cosas de la vida.

Hoy el viento me dice que mientras más grande sea el sueño, mayor será la pesadilla.
¡Qué cosas tan ciertas! ¡Vaya cosas de la vida!

Gana más de lo que pudiera gastar en una vida... sin embargo, las deudas los embargan porque no saben compartir.
¡Cuánta ironía en las cosas de la vida!

Con su mordacidad se burla de nosotros y nos recuerda que ella es siempre más grande que nosotros...

Sarcasmo y burla... la realidad del día a día... ¡Cosas de la vida!.


jueves, 10 de noviembre de 2016

A través del humo...


"El perfume es el humo de los dioses."

Por Mireya Cerrillo.


Los antiguos romanos quemaban una sustancia aromática que desprendía un humo fragante. A esto se le conocía como "pro fumo", pues a través del humo es como obtenían un aroma agradable...

A través del humo, ese de mis ojos tristes y nublados es que a ratos puedo ver la substancia de las cosas...
A través del humo del cigarro compartido, emana el fuego de la conversación más cálida y humana...
A través del humo del incenso, me dejo llevar hacia los aromas de mil tierras extrañas y lejanas.

Hoy se que:

Somos humo... vapor del universo, las estrellas y la nada.
Somos fragancia...expresiones de la tierra, la alquimia y el agua.
Somos fumarada... una exhalación de amor en éxtasis mojada.

Al calor de la hoguera emana tu fragancia. 
Y me convierto en duda y ansia.
Hay una chispa en tus ojos que me pide que no me vaya.
Pero hay humo en tu mirada y se torna gris y desdichada.

Debo irme. Se incendia una llama y me vuelvo cenizas: polvo de una pasión contrariada.
No soy. No existo. Y a través de la humada, surge la luz que tanto anhelaba.
Soy una con el firmamento. Incienso excelso del cosmos. Nube ahumada.

He vuelto a ser neblina. 
Bálsamo de un astro.
Perfume de una luminaria.
No soy mas que el recuerdo de un lucero.
Soy una estrella. Soy esencia. Soy breve y fugaz. Soy vida. Soy muerte. Soy nada...


Perfume...

"Existen perfumes que dejan aroma a recuerdos..."

Por Mireya Cerrillo.

Tienes un aroma que emana pecado... 
Veneno en la piel: sudor afrodisíaco.
Yo soy esencia de verano:
frescura, travesura y desengaño.

Eres madera y tabaco,
el mejor brandy añejado.
Son tus años hilos de plata
en tu pecho y barba de pirata.

Perfume somos.
Memorias de un rato.
Olor a un acuerdo de cama:
Sin compromiso, sin amor y sin drama.

Termina el sexo...
Continúa el convenio.
Dos adultos simples y complejos.
¡Así sin sentimientos, qué ingenio!.

Pero te quedas en mi
con tu olor en mi cuerpo.
Y con fragancias debo dejarte ir
para que seas otra vez recuerdo.

Hasta el próximo encuentro
y todo se torna desconcierto.
Un sí con el toque de tu loción
y vuelve el mutuo jugueteo.

¡No hay amor!
¡No hay obligación!
Libre soy de ir y venir.
De tocar y no sentir.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

Amor muerto...


"Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida." Pablo Neruda.


Por Mireya Cerrillo.

Hoy es Día de Muertos y duelen las ausencias. Esas que llevo en el pecho y se transforman en llanto en cada evoco de profundo sentimiento.
Mas estoy segura que aflijen más las presencias que murieron... 
Esas que pudiendo vivir, perecieron. Pudieron ser y no fueron.
Amores muertos. Amantes que se rindieron.
Es noviembre y hace frío. Ese frío que quema los huesos y los recuerdos.
Hay una ofrenda en casa: Una especial para tí con una foto de nuestro último feliz momento.
Pero ya no estás aquí. Has muerto y en mi corazón todo es luto, desolación y desespero.
La ofrenda tiene flores, velas, papel picado, colores y sabores. . . Pues la muerte es una fiesta, y el amor sólo tristeza. 
Todo es para ti esperando tu breve regreso. 
Pero la luz de las velas no ilumina tu retorno y el copal es sólo humo negro de los sueños que fenecieron.

jueves, 27 de octubre de 2016

Carta a la muerte...


"La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene."  Jorge Luis Borges

Por Mireya Cerrillo.

Querida Catrina,

Le escribe una joven amiga. Podría llamarla "la muerte", "la flaca", pero la verdad es que "la Catrina" me resulta más familiar y elegante.

Me resulta difícil empezar a escribirle a Ud. que ha sido tema de debate en más de una tertulia. A Ud. que se ha llevado a los más queridos. Y a Ud. que suscita muchas preguntas que uno va respondiendo cuando ya está aquí cerca de nosotros. Así que más o menos nos conocemos.

Ud. es un miedo arraigado, y para nosotros los mexicanos una fiesta que vemos con descaro. Y yo soy una suicida in ratio porque in practicum ya lo hubiera intentado. Es decir, la pienso pero no la actúo. En pocas palabras, la deseo. Sí, la anhelo más de lo que ansío a su contraparte: la vida.

Debo admitir que la he evadido un par de veces. ¿Destiempo o suerte?. Y como ya dije, la he evocado otras tantas. ¿Desganas o desesperanza?.
Sea como sea, sepa Ud. que no le tengo miedo. Ud. no me atormenta ni mucho menos. Al contrario, me parece que es Ud. el único misterio descifrable y que una vez descubierto, no podemos compartir. Honestamente, Ud. me incita constantemente. 

Si bien acepto que el fin de la vida es la muerte, es una ingratitud para los que a bien tenemos de "celebrarla", que Ud. se lleve a los nuestros con todo y su alma. Porque puedo entender que se lleve su cuerpo, pero no su esencia, no los recuerdos... y eso es lo que a los que nos quedamos, nos mata. 

Pero no le escribo para reclamarle. Simplemente, me pregunto si yo le llegaré como regalo o si Ud. vendrá por mí cuando deba... Si será mi decisión conocerla o será una imposición encontrarnos. Si será algo trágico y ensordecedor o sutil y suave como un beso.

Ahí radica la excelsitud del misterio. Es un enigma y entre Ud. y yo será un pacto y un secreto.

¿Sabe? yo pienso en Ud. desde que tengo al menos 12 años. Sí, desde entonces ya ansiaba conocerla, y míreme ahora, con 30 años y Ud. es la única constante en mi vida. Debería sentirse halagada. Quizá por eso me tienta, para engrandecer su ego y vanidad y nada más.

Dígame, ¿de qué se trata todo esto?. ¿Acaso un suicida es para Ud. un juego de azar?, ¿una apuesta con la vida?, ¿un siniestro o una fortuna?... 

No quiero ser dura con Ud., no me mal interprete. Después de todo, gracias a Ud. descubrimos lo mucho que amamos a alguien o la mucha falta que nos hace...aunque ya sea demasiado tarde. Lo que sucede es que quisiera entender a profundidad el papel que Ud. tiene en la mente de esta alma suicida. 

Por eso, y mientras lo entiendo, quisiera ofrecerle hacer un trato con Ud. Uno en el que yo respeto su espacio y Ud. respeta mi tiempo, pero la verdad no quiero apostar, y menos a mí. Sé que perdería pues no confío en mí. Es tan arriesgado vivir que Ud. representa a veces, la única salida.

Sin embargo, algo sí quisiera pedirle. Cuando le entregue mi vida, (si así lo hiciera), tómela sin miramiento. No me regrese. Créame, la respeto tanto que por eso no la tiento. No quiero jugar con Ud. De verdad deseo que al encontrarnos Ud. me de un frío beso de bienvenida y nada más... Nada más.

No pretendo asumir que a Ud. le importará respetar este sencillo acuerdo, pero sé que dado nuestro historial y el respeto que Ud. muestra a quienes tienen a bien escribirle, quizá me otorgue lo que aquí le he solicitado.

De antemano Gracias y ayúdeme a entender por qué es que habemos tanto suicida por ahí deseoso de conocerla y Ud. llevándose a quien no debe...



miércoles, 26 de octubre de 2016

Ya no quiero quererte...




Por Mireya Cerrillo.

Harta de mi, escribo porque ya no sé qué hacer con este dolor constante.
Fastidiada de pensarte, extrañarte, amarte y querer odiarte...
Escribo porque quisiera ser capaz de convertir mis lágrimas en arte.

Ya no quiero llorarte. Cada día y cada noche.
Ya no quiero que estés en mi pensamiento haciéndome tanto daño por dentro.
¡Ya no quiero!
¡Ya no quiero quererte!

De pocas cosas me arrepiento, y conocerte ...o mejor dicho, permitir que entraras así a mi vida, a mis sueños y mis miedos...a mi alma y a mi cuerpo... de eso sí me arrepiento.

Porque si estar contigo fue un regalo del cielo, este no tenerte es vivir el mismo infierno.
Y quizás exagero, pero es que dueles, quemas, y yo desespero.

Y creo que si pudieras ver los efectos de tu maldito desprecio o el resultado de tu rechazo, quizá, con suerte, serías un poco más amable. Quizás si en tu memoria revivieras lo bueno, no serías tan insolente.

Pero así eres. Y así me tratas con desdén y me invitas nuevamente al duelo... ese que vistió de negro un amor que sentía como un sueño.

¡Qué estúpida! ¡Qué incoherente! Creer en promesas rotas. En palabras vacías. En ilusiones prontas. 
¡Qué catástrofe!

Y quisiera no llorar, y aquí estoy entre lágrimas escribiendo. Pero una cosa me prometo, y lo digo muy en serio, pasar por lo mismo otra vez, ni por ti, ni por nadie.

Corazón insoportable, ponte nuevamente tu coraza y serás indomable.
Llora hasta que deje de doler... ¿Cuánto? No lo sé. Mil noches de insomnio tal vez. 

¡Ya no quiero llorarte! ¡Ya no quiero quererte!
¡Ya no!




sábado, 1 de octubre de 2016

30...Sakura...


"A los 30 comienzas a alcanzar los sueños que persigues hace más de 10 años."


Por Mireya Cerrillo.


"Treinta..." léelo letra por letra: "t-r-e-i-n-t-a..." Sí Mireya, hoy cumples 30. Hoy, llegas a cumplir 3 decenas de vida en esta tierra... Y dime, ¿qué has hecho?... ¿Cómo te sientes?... ¿Cuál sería tu balance?...
Hay muchas cosas que me hubiera gustado tener para cuando cumpliera 30, y no las tengo. Sin embargo, el balance es bueno pues tengo otras que han llegado a mi vida tan sorpresivamente que no puedo y no voy a quejarme. Hoy no. No en mi cumple.
Y es que Mireya a los 30 es:
Una mujer aún con miedos, pero dispuesta a enfrentarlos.
Una niña con ilusiones y sueños.
Y cuando la ocasión lo amerita, toda una culta y preparada dama.
Mireya es tantas cosas a la vez que le cuesta simplemente ser...y estar...sobretodo estar.

Estar así como la flor de los cerezos... Pues aunque aparecen una vez al año, su aroma y fortaleza permanece...Las flores de sakura son conocidas por la breve pero brillante temporada en la que florecen.
Por eso elegí el árbol de los cerezos como símbolo de mi festejo. Y es que es tan emblemático su significado que me parece cautivador.
En la cultura japonesa se relaciona al árbol del cerezo con la lealtad, la femeneidad, la delicadeza, la fertilidad, la juventud, la inocencia, la esperanza, el poder, la dulzura, la belleza femenina y el amor.
Y justo así siento estos 30 años: delicados pero intensos. Breves pero brillantes...
El sakura o flor de cerezo, es un símbolo de la naturaleza que expresa que la vida es transitoria y que por eso es mejor no apegarse a nada. Una metáfora de la vida misma. Y eso quiero aprender...a dejar ir. 

Esta noche, haciendo memoria de lo que han sido estos años, me siento y sé afortunada de haber nacido en fecha tan significativa. Bajo la protección del arcángel Miguel, y por eso, esta noche de San Miguel me ilumina un halo azul que me llena de fuerza y esperanza, hoy más que nunca pido con fervor a mi guardián y protector que me guíe y cuide de mi misma y que con su espada aniquile todos mis más oscuros demonios. Esos que entre nostalgias me llenan de zozobra.

No sé si precise de más de un ritual a San Miguel o de evocar continuamente a los cerezos para plantarle cara a lo que me atormenta constantemente y aprender a saborear la vida. 
Lo que es cierto, es que así como una flor de cerezo se asocia con la fragilidad y transitoriedad de la misma, también significan la sencillez y el renacimiento que trae la Primavera. Y si bien yo no nací en Primavera, elijo renacer y transformarme cada vez, cuantas veces sea necesario, cambiar de hojas, pero mantener mi esencia.

Sakura Mireya... Sakura!
Es tiempo de florecer.




jueves, 22 de septiembre de 2016

No te prometo...



"Sé que voy a quererte sin preguntas. Sé que vas a quererme sin respuestas." Mario Benedetti.

Por Mireya Cerrillo.

Constantemente siento desfallecer y que todo está perdido. Que nada vale y todo pesa. Que todo es un instante suspendido en el tiempo que puede terminar en cualquier momento...si así lo decido.
Entonces me rindo. Me doblego y planeo cuidadosamente mi plan de escape de la vida. Estos pensamientos catastróficos recurrentes que he tenido desde los 12 años llegan a mi como un torbellino que me envuelve y me nublan de percibir cualquier otra opción.
Sin embargo, existe alguien que me cuestiona, que me empuja y me trastorna. Y si bien el debate es aguerrido, no pretendo ganar con argumentos algo que mi corazón está latiendo y tal vez incluso pidiendo. ¿Cómo escucharme? o ¿cómo no hacerlo?.
Hoy de nuevo todo es frustración y tristeza. Desolación y cansancio. No veo otra salida que apresurar lo inevitable... ¡Fastidio!
No obstante, pensando en mi vida me doy cuenta de que todo en mí siempre ha llegado a destiempo (o al menos a un tiempo diferente del resto). El primer beso, el primer amor, el primer viaje, mi primera vez, los buenos amigos, las experiencias más ufanas y más bellas me han llegado tarde... Quizá, esto de la vida entonces también me llegue tarde. Quizá llegue con el próximo olor a tierra mojada o a café, el siguiente lunes con llovizna o dentro de tres otoños... 
No lo sé, y no tengo manera de saberlo. Y si bien decido poner en espera una bomba de tiempo pues no siento que nada me arraigue a mi aquí y mi ahora, hay cosas que no puedo prometer.

No te prometo que esto no sucederá de nuevo. Que no lloraré o querré claudicar una y mil veces. No te prometo que no pensaré en ello.
No te prometo que seré fácil. Soy muy complicada y no termino de entender algo que quizá sea incomprensible.
No te prometo que estaré siempre dispuesta a eso que llaman "pasión" y "vida", mas me comprometo a "vibrar con intensidad" aquellos instantes que sepan a gloria.
No te prometo ser siempre risueña, pero juro hacer del desasosiego una poesía, pues la justa medida de sensibilidad y el grado óptimo de profunda tristeza hacen de mí una esclava de las letras.
No te prometo grandes cambios, más pequeñas transformaciones que con suerte un día me hagan decir: "de esto se trataba la vida, de vivirla y nada más..."
No puedo prometer algo que no soy. Algo que no creo. Cumplir expectativas ajenas o ser lo que todos esperan... Simplemente me comprometo a ser todo esto que soy. Este desastre despeinado y mil y un besos contrariados.
Y más que nada, no te prometo aquello que quieres escuchar...sólo prometo a mi corazón no silenciar...pues ahí resguardo todos mis secretos.
Y de todas las cosas que no puedo prometer. Una sí puedo. . . Prometo ser y estar aquí y ahora un rato más, quizá una vida o una eternidad...
Y si al final de todo esto logro superarme a mi misma y toda la adversidad, el no prometerte nada tal vez sea lo único que pueda cumplir... por ahora.

Gracias por escucharme siempre. Y sobretodo, por respetar mi incomprensión frecuente del sentido de la vida...



viernes, 5 de agosto de 2016

Destiempo...



"...sólo la noche es lúcida, pero el sueño la vence, tal vez para nuestro sosiego y descanso..."
José Saramago, "El año de la muerte de Ricardo Reis"

Por Mireya Cerrillo.

Quizá era eso lo que pasaba... que el amor nos llegó siendo los dos un par de pendejos. Sí, así cobardes, pusilánimes e infelices. Ilusionados al fin.
Quizá, es que yo realmente creía que el amor todo lo puede y me aferré a la idea de que por sobre todas las cosas, haría lo nuestro aún más posible...
Shakespeare escribió: "En amor, tan a destiempo llega el que va demasiado a prisa como el que va demasiado despacio..."
Y así nos encontramos. En un principio tú apostándolo todo y yo con miedo. Tú con ilusión y ganas y yo con miedo pues era un terreno nuevo.
Sin embargo, después de poco tiempo me pareció tan fácil amarte que entonces yo decidí entregarme así como soy: estúpida para amar. Y entonces tú te asustaste...
Así nos tropezamos. A destiempo. Cada uno a su ritmo, cada quien a su paso, intentando absurdamente ir un día a la vez cuando yo lo quería todo y tú simplemente...ya no querías. O al menos eso me decías.
Canta la canción: "no hay tiempo determinado para comenzar a amar..." Y de qué manera aprendí... no hay tiempo cuando todo contigo ha sido exactamente así: a destiempo.
Y no es capricho ni necedad... Ni tampoco pretendo hacer de ti el eterno dueño de mis más sentidas letras, es sólo que de verdad duele sentirte así tan frío y distante...
Duele tan profundo extrañarte... Duele tanto amarte como no amarte, que no sé qué duele más... porque así a destiempo me siento en cada aspecto de mi vida. Que voy llegando tarde, y cuando decido llegar con todo, ya es tiempo de algo más.
Tengo un corazón asincrónico. Que hace ¡pum, pataplaz, pum pum...! En lugar de un suave lub, dub... Un corazón así como el tuyo: que trepida con tu respiración haciendo un rápido y lento bom, bom, bom...
No latimos. No palpitamos. Vibramos... y por más inoportunos que cada uno resuene, confío que al final cada uno encontrará su tiempo adecuado.
Pero es que soy tan orgullosa que a los dioses sólo les pido que me concedan el no pedirles nada... sólo esto: amarte. Amarnos a tiempo. Pues sólo hay tiempo para amar. 

domingo, 24 de julio de 2016

Anuncios Clasificados...

"Mi locura es sagrada. No me toquen."

Por Mireya Cerrillo.


Me he quedado sin letras. 
Este es mi adiós a ellas.
Renuncio a la catarsis.

No hay quien pueda ayudarme.
No hay quien quiera quererme.
En el tablón de anuncios y clasificados dice simple y llanamente:

"Claudicó por falta de lectores.
Porque su inspiración eran la desolación y la tristeza.
Porque a pesar de reír de todo y llorar por nada.
Sólo en pena, le surgía la verborrea.
Y fastidiada de sí misma.
Dimite a lo más sublime de ella.
A componer prosa y poesía.
¡Vaya tontería!"

Abajo del mismo se lee:

"Se busca.
Aprendiz de las letras.
Que escriba con alma sombría.
Y carezca de tenaz sabiduría,
para cometer estupideces sin petimetra.
Y nos exprese sus hazañas, glorias y penas.
De preferencia: con mente suicida."

Mas no pudo cesar a sus funciones de escribano y poeta.
Pues no había otra como ella.
Intentó silenciar a las musas.
Y sólo logró avivar la juglaría.

Prometió entonces con porfía:

"Si a mis letras renunciare.
Y para inspirarme, vivir una desventura debiera
Con mi pluma enterradme.
Y quitadme la vida con premura."