miércoles, 12 de abril de 2017

Muero...

"Mientras pensaba que estaba aprendiendo a vivir, he aprendido cómo morir." Leonardo Da Vinci.

Por Mireya Cerrillo.

Cuando digo la palabra muero, ya no vivo este momento.
Cuando pienso que respiro y siento...
me sé extraña en este afecto.

¿Qué es vivir? Ese constante desconsuelo.
Ese suspiro entre beso y beso,
y una caricia que grita deseo.

Sin embargo, muero.
Muero porque morir quiero.
Porque esta vida no comprendo
y no hay remedio para este loco amor sin dueño.

Muero porque es lo único certero.
Porque en este corazón viajero
vive un espíritu triste, soñador e inquieto.

Muero porque la desolación ya no es secreto.
No hay fuego en mi alma, sólo silencio.
Llueve y se rompe el cielo.
Muero con la magia de lo esotérico.

Escribo la palabra muero
y dejo mi vida en el tintero.

Escribo.
Lloro.
Escribo porque sino de verdad me muero.


lunes, 10 de abril de 2017

Trocito de cielo...

"Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... ¡Yo no sé que te diera por un beso!".
Gustavo Adolfo Bécquer.

Por Mireya Cerrillo.

Siento que miento...
Siento que muero...
Que nada de esto merezco.
Y que todo a veces es un engaño y un juego.

Me abrazan otros brazos y algo falta.
Es nuestra complicidad en una mirada.
La talla perfecta de nuestras manos.
Tus dedos y los míos entrelazados.
Eso que sólo tú y yo compartimos y lo sabemos.

Alguien más me mira y tú no te percatas.
Otros labios quieren besarme, me desean...
y sin embargo yo... sólo por tí siento estas sonatas.
Eres la música y poesía que me atrapa.

El calor de otro me sofoca...
pues sólo tu temperatura me provoca.
Mientras otros me incitan al pecado,
tu amor hacia mí es limitado.

Siento cosas distintas y extrañas,
la diferencia de otro cuerpo.
¡No me gusta!, lo confieso.
Pero sienta bien saberse deseada.

No se cómo explicarlo.
Caricias nuevas en las entrañas.
Pero mi deseo, ese fuego que llevo dentro,
sólo por tí lo siento.

Y sin embargo, me dejo abrazar por otros brazos.
Porque tú me apartas y me siento echa pedazos.
Busco tus labios y un pequeño beso es suficiente para tocar el cielo.
Sí. Un trocito de cielo...

Eso eres... y quizá me equivoco en quererte así demasiado.
¿Qué hago entonces con todos estos sentimientos sin consuelo?
Si no hay seguro de vida para estos sueños,
me quedo en las nubes, con ilusiones sin dueño, llena de miedo.

Te vuelves mi gloria y mi pena.
Y yo fugitiva de mis propios anhelos.
Con el alma desordenada,
y el corazón triste y enmarañado.

Escribo:
Un cachito de cielo.
Un beso. Un secreto.
Un abrazo y un te quiero.
Algo tan breve... así, casi eterno.