domingo, 29 de diciembre de 2019

Reflexiones y Conclusiones...

dije acero quirúrgico huellas de bebe pies manos con cadena
"Conclusión es el lugar a donde llegas cansado de pensar". Anónimo.


Hace meses que no escribo. Este año ni siquiera lo hice por mi cumpleaños. No realicé mi reflexión correspondiente, más sí hice un alto en el camino. Veamos, este año "da para mucho" así que hagamos un recuento breve:
- Tengo un trabajo hasta cierto punto estable. Me gusta, lo disfruto, aprendo cada día como persona y profesional, más muchas veces siento ir contra corriente. Esa constante sensación de no encajar, de no querer estar...a veces es muy fuerte para querer claudicar.
- Ese vacío interior me ha llevado al borde de mis pensamientos más obscuros, al límite de la tristeza y soledad donde sé que la linea es muy delgada para decidir saltar o seguir ahí, en el margen de mi misma y de lo que sé, soy capaz de hacer. Finalmente, todo está planeado hace tiempo: la dosis, el lugar, la forma... todo, menos la hora. 
- Cada cumpleaños me atrapa un "obscurus", esa energía negra y reprimida que me inquieta y me llama a no celebrar nada, pues nada he hecho que sea digno de ser celebrado. Sin embargo, mi gusto por los pasteles y su dulce sabor es lo que me hace apagar las velitas un año más y con orgullo quizás, agradecer que puedo de alguna manera, festejar. Y me refiero al orgullo como ausencia de sencillez.
- Este año conocí el valor y significado de la lealtad. Y me descubrí vulnerable, rota, y perdida en llanto por amistades que mostraron ser de otro color. Por personas que ya sabía eran así, y aún les permití estar en mi vida para hacerme daño. Y a pesar de todo, decidí firmar la paz. 
- Porque me he dado cuenta de que tengo problemas con la autoridad, pero se me dificulta pelear con un igual. Me sé superior a cualquiera (esa es la verdad), pero saber que no tienen honor para cumplir su palabra y pagar una deuda, ese tipo de personas sí me aterra. Y qué bueno que mejor se alejan. Se borran y simplemente: ya no cuentan.
- Aprendí que no puedes forzar nada, ni las cosas que se dicen como promesa, ni cómo las deben obedecer, ni mucho menos forzar a quererte a pesar de todo lo que das y sigues dando y siempre estás. Las personas padecen de una ceguera que les impide ver para agradecer pero no para disfrutar de lo que obtuvieron de ti.
- Y así como hay quienes no van a estar, también lo están quienes ya no quiero más en mi vida. Decir no. Alejarte. Poner distancia... es de las cosas más dolorosas pero más útiles, sobretodo si de tu misma sangre se trata. Sin embargo, si lo logré o lo he logrado, ¿quién me puede detener de mandar lejos a cualquier otro patán?. "No es no. Mi cuerpo, mis decisiones." Fue la frase de protesta del año, y créanme, aplica para cualquier cualquiera que se quiera pasar... (aquí no hay otros datos). Porque hay muchos tipos de violencia, e insisto: No es No. Y no permitiré que un escuincle crecido y "mamimado" me siga lastimando.
- Entonces, hice un alto necesario. Un aterrizaje forzoso cuya caída desearía hubiera sido desde más alto. Verán, tengo pies trotamundos desde bebé, unos pies que se alzaban en vuelo al estar en mi carreola después de tomar impulso. Unos pies que vaya que han viajado. Unos pies que intentan dejar huella pisando fuerte, pero sólo se doblegan. He contado las veces que he tenido alguna lesión, esguince, torcedura, yeso, férula o fractura; muletas, sillas, tobilleras, bastón. ¡Toda la bendita tienda ortopédica!. De verdad que, ¡qué malos pasos!. Ahora en reposo post-cirugía, vendados, con un par de molestas grapitas, y aún así, mi base se siente débil y endeble. Honestamente, con mucho miedo a volver a empezar a caminar. Díganme, ¿qué se hace en ese caso?
-  Es el fin de un año y también de una década, incontables pensamientos suicidas no superados, miedos de crecer agrandados, y una soledad ya de más asumida y conocida, y que además, a los 33 deja de ser graciosa, y comienza a sentirse ridícula pues escucho comentarios como "frígida" y "aburrida" que sólo al desasosiego dan cabida.
- 2020 y los pronósticos del futuro (a nivel mundial), no son precisamente optimistas. Y a nivel personal, y a pesar de las listas con propósitos y metas, pues, ¿qué vale soñar?, no vaticino tampoco un porvenir positivo, sino como aquel en el que ¡por fin claudico!.
Seamos realistas: de los 20's a los 30's no hubo precisamente grandes cambios. El enojo, la pena, la frustración, la tristeza, la rabia son más constantes que cualquier pequeño gozo que a veces en mi rostro esbozo.
Siendo francos, ya saben lo que pienso y lo que anhelo. ¿Por qué no hacerlo?... Por el miedo al desacierto.
Y por cierto, felices fiestas. Por un 2020 de más conclusiones y menos reflexiones... (;)


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