lunes, 16 de febrero de 2009

Hogar dulce hogar . . .

Entrada dedicada a todas las personas que como yo, nos encontramos lejos de casa...

Por Mireya Cerrillo


Hace menos de dos meses que me encontraba en mi casa, en ese cachito que siempre será mi hogar... será porque este fin de semana me encontraba un poco enferma y bajo esas circunstancias uno desea que alguien esté ahí para cuidarnos, o simplemente porque es una necesidad humana el sentirnos protegidos. De cualquier manera, he decidido expresar y compartir este sentimiento.


Hace muy poco tiempo me encontraba cobijada por mis amigos y cuidada por mi familia... y hoy que me bajaron las defensas, también me bajó un poco mi estado de ánimo, pues enfermita o no, lo que más se extrañan son los mimos de mamá y por supuesto su sazón.


He aprendido a vivir sin esa comida que tiene gusto único a la tierra de mi México querido, que está llena de color, historia y tradición, y que sobre todo sabe y huele a la cocina de mi casa.

Me doy cuenta que los grillos que tanto detestaba, arrullaban mis noches con sus peculiares silbidos, parece una tontería, pero incluso extraño eso, en lugar de los ruidos automáticos que ahora me rodean a la hora de dormir.


He estado lejos poco más de un año y medio, por lo que he asimilado el no ver a diario a las personas que más quiero.
Y no es por capricho ni por inmadurez, simplemente por necesidad a mi gente. Soy adicta al cariño y al afecto que sólo allá recibo.

Deseo un delicado cariño de mi abuelita, los mimos de mi mamá, un apapacho de mi papá, los abrazos de mis hermanos, una carcajada con mis cuñadas, una tierna caricia de mis sobrinas y de todos: un beso.

Creo que he llegado a un momento en el que me siento "fuera de lugar", es decir, me siento bien aquí, extraño estar allá, pero estoy allá y busco regresar. Allá me dicen que me he "españolizado" y aquí que soy muy mexicana... Hasta pensarlo me da risa, pues claro que soy muy mexicana, y es inevitable que estando tanto tiempo aquí, no me haya catalanizado a la hora de expresarme, y probablemente me haya vuelto fría y distante pues no tengo a los que me dan calor.

Tengo muy claro que aunque me encuentre aquí no debo ni quiero olvidar de dónde vengo. Es una buena manera de mantener los pies en la tierra y de recordar que he llegado lejos.
Y aunque cada noche sé que mi madre me abraza, mis hermanos besan mi frente y mi abuelita me tiene presente en sus oraciones, en este momento quisiera que fueran más que un pensamiento.

Pero lo que aún no puedo sustituír ni cambiaría son esos momentitos de cariño con mi familia, son lo que más añoro: un beso que se encuentra en pausa, y un abrazo que hasta aquí puedo sentir.

Y aunque dicen que extrañar no es bueno, me gusta saber que en cada viaje, en cada regreso a casa me estarán esperando todas esas muestras de amor.

2 comentarios:

Charo Bolivar dijo...

Ya somos dos que nos hallamos desubicadas, yo no encuentro mi lugar y empiezo a perder la esperanza de que algún día lo encuentre, sin embargo en la búsqueda está la recompensa.

Besos

Anónimo dijo...

el proceso de la vida es irse conociendo a sí misma.
no importa dónde estés, lo mas importante es ser auténtica y feliz.