jueves, 14 de mayo de 2015

Colapso...

“Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”. Nietzsche

 Por  Mireya Cerrillo.


Cierto es que el dolor cambia a la gente y la soledad transforma los sentimientos.
¿Qué es sentir?, percibir o experimentar placer o lamento. Significa desnudar el alma, desgarrarse el corazón, ser y estar vulnerable con todos los miedos, angustias y soledades. Sentir es lo que nos hace estar vivos. 
Al final dicen, no se trata de entender sino de sentir. Y yo ya no siento. Al menos no como antes. Hoy siento un vacío y siento desganas. Si eso es sentir, ¿significa que aún vivo? 
Es duro descubrir que ni morir puedo, tal parece que mi destino es consumirme poco a poco. Como una vela encendida cuya luz se va extinguiendo, cuya cera cae derritiendo el presente y va obscureciendo el futuro. Más el pabilo aún tiene una chispa que podría convertirse en flama, o en humo.
Desfallecer lentamente. No sentir. No creer que esto es estar vivo. Fingir. Así se siente colapsar. Tener una máscara que sonríe y pretende mientras que por dentro me rompo y estoy a punto de llorar.
Sin embargo me hacen creer que aún queda mucho por sentir. ¿Qué más queda por sentir? Mi reflejo en el espejo no es el mismo, está apagado, le falta vida. 
Un arma apunta y luego dispara… Ya no quiero intentarlo.
Estoy en el precipicio y mi vida se convierte en una escena de un segundo. Quedo con el alma fatigada y nada importa. Y entonces simplemente concluyo y entiendo que cuando el fin se acerque sólo será el principio.



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