viernes, 3 de noviembre de 2017

Confesión de muerte...


"Los ángeles pueden volar... Ella susurró y saltó."

                          Por Mireya Cerrillo. 


Les voy a confesar algo:
He deseado morirme hace ya bastante años,
Que no sé qué hacer con tantos pensamientos extraños.

La verdad, no sé por qué no lo hago.
Mi miedo se convierte en parálisis. 
Y entonces me quedo así:
En el estrago de mi propio análisis.

Tuve una conversación con la muerte. 
Quería que le hiciera una calaverita a cambio de que ella diera paso a que me hicieran mi esquela. Finalmente.

Se quedó pensando...
Quizás acepte. 
Mi idea es buena. 
Ya no quiero seguir luchando. 
Y ella sólo quiere tenerme. 

¿Cuál es el problema Mireya?
¿Por qué te sientes tan triste, sola e indefensa?
Porque no comprendo la vida y aún guardo secretos que me hacen daño  día a día. 

No me siento yo. ¿Quién soy, qué soy?... Me siento vacía.
Sigo sin entender de qué se trata realmente esta puta vida.

¿De amar, de ser, viajar, querer...?
Ya lo hice. Déjenme irme.
Ya no quiero sentir que sobrevivo sin ningún sentido. 
No me digan que me quieren porque por un rato, aquí me detienen. 
No me digan que me echaran de menos, cuando poco es lo que nos vemos. 
Y al final, no me entienden.

Lloro de día y de noche. 
Entre libros y sueños.
Sin ningún motivo...
Tengo deseos de desaparecer simplemente. 

No soy nada. No soy nadie.
No sé para qué respiro.
Busco algo que me irradie
y que su luz me de un giro. 

Pero ese momento es un suspiro...
Quiero más. Quiero todo. Quiero nada. 
Quiero sentir que vivo... de algún modo. Mas tengo un corazón frío.

Soy suicida de pensamiento. 
Soy mi mayor riesgo. 
La voz en mi dice: será rápido,
vete y desaparece. 

Más algo me lo impide...
pero no por mucho tiempo.
Viene la peor temporada del año. 
Y quizás en un descuide... por fin me suicide.

Sólo lamentaría no haber escuchado de sus labios un te amo sincero. 
Y hasta eso: quizá lo dijo... y oir no pude por miedo. 

Ese maldito miedo. 
No me durará por siempre...
Soy mi mayor riesgo. 
Y entre tanta duda constante,
de una cosa estoy segura:
me dejaré llevar y por favor, no pueden ayudarme, no intenten detenerme.



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