martes, 7 de octubre de 2014

Pensamientos breves...

"Ya no quiero pensar, ya no quiero sentir"
Por Mireya Cerrillo.

En este momento ser yo es un montón de contrariedades.
Paso de esas  ganas de comerme al mundo a esa fatiga que me empuja a la desolación de la inevitable renuncia. Así se siente la resignación: conformismo forzoso e inmutable a corto plazo.
Reconocerme es imposible. Los restos de lo que un día fui se van fundiendo con esta otra versión de un yo que desconozco. Pero ya no soy extraña, ya me acostumbré a habitar esta piel y a tener estos fatídicos pensamientos constantemente.
Tengo poca tolerancia a la frustración. Me hunde, me sumerge, me apaga.
Tengo resistencia a todo lo que significa vida. Estoy desganada, mi luz se extingue, mi mundo me sofoca.
No sé qué camino tomar. ¿Qué hacer ahora? ¿A dónde ir? ¿Qué decir? No sé quién soy ni qué quiero realmente. No pensé que sería tan difícil.
Una cosa es cierta, el camino que me trajo aquí es el mismo que me llevará de vuelta a casa.        
Pero no es ahí a donde pertenezco. No es ahí donde quiero estar. De eso estoy segura. Quiero seguir migrando, viajando, vida nómada, perdida hasta encontrarme, quiero habitar realidades diferentes aunque eso me lleve a evadir la mía.
Rehuir a mi entorno no hará que desaparezca, pues cambiar el enfoque no significa evadir realmente, ya que la realidad es más amplia y flexible de lo que creemos.
Quiero huir de los recuerdos, escapar de la tragedia del amor, fugarme de esta inherente soledad y desaparecer si es posible. Supongo que por eso me gusta dormir, (aunque conciliar el sueño no consiga) porque es como morir por un ratito.
No sé cuánto tiempo más soportaré el transcurso de mi histora sin sentirme viva.
¡Qué triste leerme así! ¡Qué fatal es escribir estas letras!
Mas lo necesito, escribir es mi manera de sobrevivir mientras voy aprendiendo a vivir.


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