miércoles, 12 de marzo de 2014

La luna y mi serenata...

"El amor y la luna se parecen: menguan cuando no crecen."
Anónimo.
Por Mireya Cerrillo.

Escucho la serenata de Schubert
y siento de nuevo la tristeza en mi ser.
Aprecio la nostalgia que me inspira.
Agradezco la musa de esta melancólica lira.

Es una pieza nocturna que llora,
que sufre e implora.
La noche tranquila interrumpe
y en un sollozo el silencio irrumpe.

Murmura a la luna,
le confiesa el malestar de su pecho.
¡No hay duda alguna!
Es dolor de amor, es un corazón deshecho.

No es la orquesta, el piano o el violín.
Es la pena que a mi sufrir es afín.
Un lamento que intercede por mí.
Gracia melódica de principio a fin.

Dulce, taciturna y romántica.
Así suena mi alma, así mi queja que te añora.
Pide conmoverte. Reencontrarte. Ser para tenerte.
Te implora sutil y fuertemente: sólo verte.

Suena a la íntima despedida de Goethe.
A una caricia delicada de algo que no fue.
Así solloza mi amor. Así la compuso un músico.
Así la letra de un poeta prúsico.

“La luna, símbolo de amor y de tristeza.”
Que en su serenata más bella,
describe al desamor como una soeza.
Así soy yo en profundo llanto. Así es ella en quimera.

Son las notas que suspiran, se alejan, lamentan.
Es un amor que naufraga y que duele tiernamente.
Inmensa dicha de un ayer. La tristeza de un hoy sin mañana.
He aquí estos versos otra vez. La oscuridad, y yo a su suerte.

Surge del olvido y de la ilusión que pereció.
¡Cuántas pasiones marchitas de los dos!
La sed de amar de un soñador.
El sabor del deseo y una simple traición.

Una perfección que adormece y acompaña la efímera muerte.
Pura harmonía que no se defiende, ¡nada teme!.
Es Chopin y sus nocturnos aferrándose a la agonía.
El alegre y triste beso que en nosotros tremía.

Liszt diría que fue un apacible sueño de amor.
Breve y lento adagio fue el final sin principio.
Arrullante y sereno movimiento que corteja lo imposible.
El dolor punible que infringiste en mí, con la afonía de lo audible.

Fue el temporal desvelo que no volverá.
La fantasía apagada de un amor errante.
Es Schubert con su afligida serenata.
Soy yo con este amor que no pudo pertenecerte.


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