miércoles, 19 de marzo de 2014

Sentir...


            “Mientras se sienta que se ríe el alma, sin que los labios rían; mientras se llore, sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan, mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía!”
Rima IV - Gustavo Adolfo Bécquer.

Por Mireya Cerrillo.

Sentir se vuelve tan esencial e inherente
cuando vives las sensaciones al máximo.
Llorar es más que un simple lagrimear decente.
Y reír se percibe en lo más profundo de mi único mundo.

El más feliz: el rey de los actores.
El más triste: soberano del sufrir.
Víctimas del extremo clamar y padecer de las emociones.
Mártires de experimentar la vitalidad de cada carcajada al reír.

Sentir, percibir… ¡cuánto damos por sentado!.
Lamentar un corazón quebrantado
cuando penetrante es la tristeza.
¡Cuán intensa la alegría del amor de una sola pieza!.

Ahora se trata de re aprender a distinguir el dolor del placer.
Se me ha olvidado apreciar cada parte de mi ser.
A mi suerte he quedado en éste viaje de continuo descubrir.
¡Y porque soy capaz de sentir. Aún puedo decir y escribir!.

Qué tormentoso y sutil es reconocerse de manera diferente.
Es abrirse y corromperse para sobrevivir.
Tan absurdo se vuelve lo ausente.
Como efímero es llorar o reír: incesante fingir.

Finalmente, el suspiro de una risa es sólo viento.
Y las lágrimas de mi quejar son sólo agua. 
Todo eso es lo que me hace decir: ¡siento!.
Ser habitante del mar con mi alma que naufraga.

Estas pasiones me devoran.
No hay remedio a este tedio.
Soy la fusión de dos esencias aguerridas.
Tan llenas de sombras como plenas de vida.

Soy presa de mis arrebatos.
Trozos de una soledad y mil sueños rotos.
Pero mientras pueda sentir tu mirada,
serás mi refugio, mi descanso, mi barricada.

Ya lo dijo Bécquer: “mientras sentirse puedan en un beso…”
Mientras hayan ilusiones y agonías. 
Mientras pueda sentir fluir la lira en mi poesía.
Sabré que vivo, que soy yo, que siento y no fallezco.





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