sábado, 23 de agosto de 2014

Estrambótico…

"El amor implica un un fenómeno tan raro que se puede vivir toda la vida sin encontrar al ser a quien la naturaleza ha concedido el poder de hacernos feliz." Honoré de Balzac.

Por Mireya Cerrillo.

Si pudiera describir en una palabra este corto pero ya intenso viaje sería “estrambótico”. No sé si es porque realmente me pasan cosas muy peculiares, o es que me atrae la idea de buscar lo excepcional en lo cotidiano. Sea como sea, todo lo que me ha sucedido ha sido en un orden desordenado y de una manera desacostumbrada.
Irregular como el clima, estrafalario como su idioma, extravagante como la ciudad. Estrambóticas mis historias:
Un día conocí a la prostituta de una de las tantas vitrinas que guardan las aventuras y desventuras de las mil mujeres que intercambian caricias por dinero. Conversación inusual, lugar típico.
Extravagante fue el día que me vi inmersa en el desfile del orgullo gay, lesbiana, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual…y por si hubiera un género más que incluir agreguemos a los pansexuales y a toda la comunidad homosexual y heterosexual que bajo el efecto del alcohol y la música se dejó ver con flores y colores por los canales de esta ciudad. Insólito ver colgando la bandera gay de lo que alguna vez fue una iglesia, y asombroso es entrar a una “sex shop” como quien entra a la dulcería, sin pena ni gloria.
Pero a lo que no estoy acostumbrada es a que después de cinco minutos de conversación con un vendedor paquistaní, este me pida casarme con él como quien invita un chocolate a un niño, sin nada que perder, pues aparentemente después de “conocerme” entendió por qué su madre le insistía en casarse con una mexicana. Estupefacta y con una carcajada ahogada en mi interior respondí inocentemente: “es que no te conozco”, (como si el conocer a alguien fuera garantía de un matrimonio exitoso), “no importa, nos conocemos luego” (como si luego fuera la medida inmensurable del tiempo necesaria para conocer a alguien).
Absurdo es que en el Starbucks intenten escribir mi nombre en “holandés” o como les suena que debe escribirse “Meereja” y sus varias acepciones.
Encuentro fuera de lugar pagar casi 10 pesos por entrar a hacer pipí en un McDonalds, o que la puerta del WC tenga “código”.
Inaudito ha sido subirme al coche de un extraño y que termine siendo tu nuevo amigo. E insólito es llevar a mexicanos a probar el platillo local por excelencia: “marihuana”, y más increíble es encontrarme viviendo rodeada de jóvenes consumidores del cannabis y sus variaciones.
Nuevo es conversar en francés con un chino, en español con una rumana, en catalán con un africano y en italiano con un holandés.
Infrecuente es este sabor a libertad, este sentimiento de improbable felicidad.
Excesivamente peculiar ha sido encontrarme leyendo en un parque con un lago y en compañía de patos.
Me parece única esta ciudad que se caracteriza por el uso de la bicicleta por sobre todas las cosas, como las vacas en India, creo que aquí son sagradas.
Insuperable es disfrutar de un cálido sol y a los cinco minutos tener encima de ti a tu nube personal, esa que te sigue a todas partes y que llueve y relampaguea exclusivamente para ti.
Tal vez lo más raro ha sido perderme en esta pequeña ciudad, caminar sin rumbo pensando que voy en la dirección correcta sólo para percatarme que llevo un buen rato dando vueltas sin sentido.
Pero sin duda alguna lo más extraordinario hasta ahora es disfrutar tu mirada al verme llegar vestida de colores que se contraponen a tu siempre elegido negro. Mi esencia divertida y afable que contrasta con tu seriedad y rigidez.
Quizás por eso me atrae lo extraño y misterioso, porque tú y yo somos así: una atrayente y disimulada combinación de opuestos. Mezcla chocante que se siente a lo más exótico y sin embargo abriga lo más normal. Sí, ha de ser eso lo que nos hace especial, el encuentro singular de dos contradicciones que comparten la soledad y la misma inquietud que provoca el desvelo tan lleno de sueños…

2 comentarios:

Fabiola dijo...

Mireya, he leído tu carta a Ángeles y ahora me dispongo a leerte en tu blog. Te felicito por la libertad con que escribes, el dominio de las palabras y la coherencia de las ideas y de los sentimientos que transmites.

Mireya Cerrillo dijo...

Gracias Fabiola por tu comentario:)