martes, 7 de enero de 2014

Promesas...


Por Mireya Cerrillo.

Ya no quiero ni voy a escribirte.
Pero es que incluso en esta negativa
se esconde la intención de querer decirte.
Me mata el silencio, me aniquilan nuestras misivas.

No puedo permitir que seas dueño de mis letras,
Ni que rondes constantemente mis pensamientos.
Finalmente somos sólo distancia y ausencia,
una ilusión, un deseo, mi dulce tormento.

Somos sólo eso: un compendio de música y palabras.
A veces me buscas, me extrañas, me hablas.
Otras te alejas, me anhelas, te callas.
Sólo confundes a mis sueños cada vez que tú me apartas.

No entiendo lo que dices cuando enmudeces.
Ni lo que pretendes con lo que me expresas.
En tus manos están mis sentimientos cada vez, ¡cuántas veces!
Vas, vienes, regresas. Sonrisas, enojos, todo y nada me confiesas.

La verdad es que soy débil para dejarte,
para ser yo quien de ti se aleje.
Me atraes con tu manera de hallarme.
Me distraes con tus manías y enredes.

Y prometo no escribirte, pero mi pluma es más fuerte.
Y deseo no quererte, pero tiñes con tu inspiración mis textos.
Y lo único que anhelo es volver a verte.
Pertenecerte un momento, ser de amor un reencuentro.

La incertidumbre me inquieta de nuevo.
La nostalgia invade mi cuerpo.
Todo se siente real y falso,
tan efímero y ufano.

Y sin querer, me lastimas y me haces daño.
No entiendo qué juego jugamos.
Solo quiero conocer de tu amor el tamaño.
Que sepas que puedo ser tuya si otra vez nos topamos.

Pero no hay reglas, ni treguas.
Sólo ilusiones y promesas.
No puedo cumplirlas sino me dejas.
No soy yo y se me nota a leguas.

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