martes, 19 de julio de 2016

Atrapasueños...

"La visión del corazón va más allá de los libros sagrados, 
es la visión que no engaña, pues es la visión que obtienes cuando te entregas
al perdón y la bendición." 


Por Mireya Cerrillo.

Los atrapasueños son un objeto de superstición de origen chamánico de las tribus ojibwa en Estados Unidos, donde el aro representa la rueda de la vida y la red son los sueños que tejemos en el alma. Por eso, el centro de la red está vacío, pues ahí habita el espíritu creador, el llamado "Gran Misterio".

Según la leyenda, los atrapasueños ayudan a mantener con nosotros las buenas ideas y los sueños agradables, así como a proteger a quien lo posee. Ya que el tiempo de los sueños es influenciado por buenas o malas energías, estas últimas son atrapadas por la malla para disiparse por el agujero central con los primeros rayos de sol. En pocas palabras, lo bueno se queda con nosotros y lo malo se bloquea y se destruye.

Un sueño no es solamente ese fruto de nuestro inconsciente cuando estamos dormidos, también son nuestros deseos y aspiraciones. Y hay un universo de infinitas cosas dentro de ellos: un tejido de recuerdos, una maraña de nostalgias, una red de conexiones y un puñado de anhelos. 

Lo onírico de ser. La quimera de estar.

Pienso en esa gran malla sobre la que caen los trapecistas del circo al hacer sus peripecias, e imagino que esa tela que los detiene y a la vez impulsa, que los protege y lanza de nuevo, son nuestros sueños. Ese cachito de cielo que nos da un motivo y un empujón.

Hace poco compre un par de atrapasueños por dos razones:
1. Dejar que los malos sueños pasen y se desvanezcan y no me atormenten por las noches.
2. Permitir que la telaraña atrape mis buenos recuerdos para aferrarme a ellos en tiempos de inusitada melancolía.

Y es que últimamente las pesadillas y espejismos raros me persiguen, y los buenos recuerdos me llevan a ti y es cuando me abraza la nostalgia de la fantasía y el letargo.

Quizá eso fue todo esto, un ensueño que terminó en pesadilla pues yo no quería que terminara. No quería despertar y lo estoy haciendo.

¡Demasiada pretensión la mía esa de soñarte de noche y anhelarte de día!
¡Cuánta esperanza en una red de deseos y sueños rotos!
¡Qué ambición esta de amarte en constante somnolencia!

A partir de hoy haré de mi mente un atrapasueños, para despejar mis miedos y que se vuelvan silencio. Y que este ruido que traigo dentro, se torne en pasión y ansia por algo nuevo.

Quizá lo logre... y es que es difícil evocarte y no tenerte. Soñarte con todo lo que implica desearte... Y es cuando quisiera atraparte con uno de esos. Después de todo, tú has sido mi más grande anhelo.


Buen día y buena noche cielo!
Dulces sueños!

Así solía decirte cuando al anochecer decías: "Te Quiero..."



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