jueves, 21 de julio de 2016

Montaña cerrada...

"Marcharse es muy difícil... hasta que te marchas. Y entonces es la cosa más jodidamente fácil del mundo." John Green, Ciudades de Papel.

Por Mireya Cerrillo.

Dicta un proverbio japonés: "Es mejor viajar lleno de esperanza, que llegar." Y supongo que hasta cierto punto es verdad: disfruta el camino, no el destino. Anem a fer montanya!
En el año 2007 salí sola por primera vez de mi casa y mi país, y durante cinco años consecutivos conocí lugares insospechados que no pensé tendría la dicha de pisar, así como también, comprendí la agridulce manera de conocerme gracias al bendito arte de viajar.
Hace un año exactamente pisaba nuevamente la tierra que con recelo me daba la bienvenida para hacer de ella mi segundo hogar: Barcelona.
No hay palabras suficientes para describir a la ciudad condal. No sé aún si me quedo con la brisa del Mar Mediterráneo o con la frescura de las Montañas que la rodean. Quizá con la montaña... No puedo decidir si es su arquitectura o su historia lo que más me embelesa de ella. Y tampoco establezco aún si es la ausencia de ella lo que me hace escribirle esta noche.
Durante esos cinco años visité continuamente un lugar mágico y especial para mí. La montaña de Montserrat (esa que se ve en la foto). Hice montaña una vez cada vez y a mí, que no me gusta el ejercicio, me agradaba caminarla y por qué no, comer un bocata en algún mágico e inusitado rincón. 
No hay escondrijo más catalán que éste (al menos para mí), ni lugar de retiro que me invada de paz y tranquilidad como Montserrat. A pesar de sus turistas, puedes hacerte uno y disfrutar de tan sereno resguardo y realmente sentir la majestuosidad de D-os y el Universo en un sólo lugar.
"Montaña cerrada" (mont serrat)... recoveco en el cual se encontró a la "moreneta" o Vírgen Negra de Montserrat, patrona de Cataluña, protectora de las embarazadas y además, prodigiosa tutora de Mireya para las asignaturas de Lengua e Historia de Cataluña... A ella le he pagado con sudor cada subida, y agradecido de rodillas cada aprobado.
Pero fuera de broma... Creo que en esa montaña me hice trotamundos, o al menos, aprendí su significado. Si bien ya había viajado antes, ahí me hice aficionada de los tenis, la mochila y la cámara. De lo espectacular y particular de la vista, de lo extranjero y de lo propio, del idioma, del acento, de la gastronomía, de la cultura y de la historia, y por supuesto, del paisaje...
Tanto significa para mí ese sitio que planeo tatuarme la siguiente M pronto... M de Montserrat, de magia, de místico, de maravilla, de melancolía, de montaña, de Madre... y por supuesto de Mireya.


Montserrat también me evoca a una de mis tantas mamás catalanas... a Lourdes (Q.E.P.D.) Lu hablaba tanto de ese místico lugar que es difícil no pensarla...
Sergio Dalma hizo una canción con la escolanía de Montserrat, uno de los coros de niños cantores más antiguos de Europa, y perteneciente al Monasterio, en cuya letra dice: "Tú me das fuerza..."
Eso es en resumidas cuentas lo que ésta montaña significa para mí: Fuerza. Energía. Empuje. Y hoy más que nunca, después de unos cuántos días complicados, me aferro a esta canción como un himno. (click para escucharla!)


Quizá no sea el lugar en sí, sino saber que, como dice la canción: "Soy tan fuerte cuando dentro de mí te siento..." Esa es la montaña en mí. 

Pues "caminarla era como volver a platicar con un viejo amigo al que no había visto en mucho tiempo. En sus esquinas veía reflejados no sólo sus cambios sino los míos. A cambio de mi tiempo, la ciudad y la montaña me habían devuelto el favor: viví en ella y ahora ella vivía en mí."

Montaña cerrada.
Corazón abierto.


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