jueves, 19 de diciembre de 2013

Con cariño a mi coach...

Por Mireya Cerrillo.

Hoy concluyo un pequeño peldaño más en mi formación profesional: seré coach internacional certificado. Un coach es una persona que trabaja en conjunto con otra para ayudarle a alcanzar metas, resolver problemas, aprender y desarrollarse.
Desde que inicié el viaje de introspección del coaching he pensado en las personas que han coincidido en mi camino y que sin querer, se han convertido en invaluables coaches de vida, es decir, que me han acompañado y guiado para hacer más, y ser mejor.
Sin lugar a dudas, una de esas personas será mi abuelito, mi estrella celestial cuya luz es mi norte hacia la sencillez y el bien. Mis padres y mis hermanos también han sido coaches en diferentes momentos de mi vida, pues a veces no hay mejor consejo que una simple palabra de consuelo.
Por eso, entendiendo entonces que el coaching se trata de tener a alguien que cree en ti y te anima, que te guía sobre cómo obtener información valiosa, y que te ayuda a ver las cosas desde nuevas perspectivas y sobre todo a poner la mira en nuevos horizontes, es momento de reconocer que indudablemente tengo una coach única y muy especial.
Paloma se ha convertido en todo lo anterior y más: amiga, consejera, madre adoptiva, profesora y mentora. Una gran mujer que con su manera de ser y darse a los demás me da constantes lecciones de bondad y cariño.
Una profesional que con sus experiencias me infunde a hacer más. Una académica ávida de diferentes ramas del conocimiento que me empuja a seguir aprendiendo. Una emprendedora que me estimula a cultivar mi curiosidad y creatividad. Una corredora que me inculca a mantener una mente sana en un cuerpo sano... Toda ella me inspira a aspirar.
Es quizás su estilo sencillo pero elegante, su personalidad fuerte y jovial, su paciencia para conmigo o su dedicación y esfuerzo continuo. Innegablemente es su manera de comunicarse conmigo, y es que aunque también ella hable muchos idiomas, aquel que tenemos en común es el lenguaje de la complicidad y la confianza, ese que a veces no precisa de palabras sino de miradas, que no requiere traducción ni dobles intenciones pues nuestra relación es franca, es única y muy especial.
Está demás decir que la admiro, la respeto y sobre todo que la quiero muchísimo… Agradezco el gran regalo de coincidir. Valoro enormemente cada momento y palabra compartida, y sobretodo aprecio la irrepetible esencia de su persona.
A ella dedico esta certificación en coaching, esperando ser para otros lo que ella ha sido conmigo: una herramienta de conocimiento y desarrollo personal. A ella que me ha obsequiado con su invaluable presencia en mi vida la llave de la superación que estoy segura me abrirá muchas cerraduras, correspondo el permitirme compartirle todo lo que soy, lo que pienso y lo que siento.
A ti Paloma, simplemente Gracias por ser y por estar en mi vida… y por permitirme ser parte de la tuya de la manera más “peculiar” ;).


No hay comentarios: