viernes, 13 de septiembre de 2013

Lloro...


Por Mireya Cerrillo.

En esos breves ratos en que intento no pensarte,
en esos momentos en que todo me agobia.
Es ahí cuando mi alma inicia un deslave
que se traduce en llorar con tremenda fobia.

Lloro para limpiar mi alma,
y sanar mi pecho.
Llorar con fuerza y en calma,
hasta quedar en paz y satisfecho.

¡Shh! Escucha este triste sollozo,
Es un te quiero que se pierde en el viento.
Son lágrimas que se quedan en el mar,
y prometen llegarte para tus heridas sanar.

Después postrada en mi lecho,
echo de menos la intensidad de tus miradas:
luces que en mi corazón con fervor estrecho,
que no son mías y que pretendo robarlas.

Conjuguemos un verbo:
Me sufro, te sufro: nos sufro.
En este profundo desespero,
¡cuánto nos lamento!.

Algo hay en este llanto,
que me hace evocarte tanto.
Una pena afligida,
que dice te quiero más que a mi vida.

Llorando esperanzada,
confío aún en el destino.
Que acorte esta distancia
para saberte finalmente mío.

En éste último suspiro
te pido: ¡siénteme tuya!.
Abriga en silencio mi respiro
y deja que mi amor te fluya.


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