jueves, 12 de septiembre de 2013

No sentir...

“No hay peor batalla que la que se lucha contra uno mismo.”
Por Mireya Cerrillo.

Mil maneras hay de morir y una sola fórmula para vivir.
Morir es llegar al término. Y yo a veces quisiera sucumbir.
Vivir es durar, estar, permanecer. Sentir: eso es lo que hago.
¿Sobrevivir? Es el ahogo en un mar de emociones que pelea con las voces dentro de mí.
Para llegar a un bien morir, hay que aprender a bien vivir.
Eso me lo enseñó mi abuelo: darse en vida a los demás para recibir una buena muerte.
¡Qué gran lección de vida enseñarme a morir!
Pero lo que me tiene al borde de la agonía es este incesable morir por ti.
Ya no hay más nada que pueda hacer o decir para que regreses a mí.
Debo expirar mis letras aunque en mi alma tú permanezcas.
Mi temor no es perecer. Mi miedo es nunca dejarte de querer.
Quiero volver a nacer. ¡Ya no quiero sentir tan intensamente todo lo que dentro de mí siento!
A mi alma confundiste con tu forma de ser cuando te rehusaste a dejarme amarte.
La vida es recuerdo y olvido.
Es el nocturno suspiro que me evoca a ti.
Es el susurro que me cuenta de ti y me recuerda este ruin infortunio:
de la distancia, del tiempo y el destiempo y este interminable silencio.
Existo cuando me miras.
Fallezco si tú me olvidas.
Concretemos un adiós.
Un recuerdo más que sea de los dos.
Morir para no sentir.
Sentirte para poder vivir.

No hay comentarios: